"Se me acabó mi familia, se me acabó mi familia" gritaba Rosa, mientras bajaban de la carroza los dos ataúdes de color madera con los restos de sus hijas Viviana y Daniela Márquez Pichardo.
Las hermanas fueron asesinadas y sepultadas en una fosa clandestina en Tepetongo, Zacatecas, donde también fueron hallados los restos de la prima de ambas, Paola Vargas, y del prometido de Daniela, José Melesio Gutiérrez.
Los cuatro jóvenes desaparecieron el 24 de diciembre mientras circulaban por la carretera que va de Jerez, Zacatecas a Colotlán, Jalisco.
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Esta noche los cuerpos de Viviana, Daniela y Paola son velados en el complejo deportivo de básquetbol del municipio de Colotlán, mientras que el cadáver de José Melesio continúa en la morgue de Zacatecas; será entregado en las próximas horas a sus familiares una vez que se tengan los resultados de los exámenes de ADN.
Sobre un altar se aprecia la fotografía de José Melesio, pareja sentimental de Daniela; su cuerpo será velado mañana en el mismo recinto donde hoy están los restos de quién sería su esposa.
Al menos 500 personas participan en los servicios funerarios.
Cuando la camioneta con los tres ataúdes llegó a Colotlán, la gente se volcó a las calles con veladoras y globos blancos, a la par de los acordes del sonido de las campanas de la iglesia y el estruendo de los fuegos artificiales.
En Colotlán se respira un ambiente de tristeza, coraje y consternación por lo ocurrido con los cuatro jóvenes.
La unidad del pueblo de Colotlán salió a relucir en medio del hecho más violento del que se tenga conocimiento en ese municipio que vive bajo el acoso de los sicarios del CJNG y de Sinaloa, que se disputan el territorio, lo que ha dejado una estela de muerte y terror en el norte de Jalisco colindante con Zacatecas.
HCM
