Era 2013, y Juan Orlando Hernández preparaba su campaña presidencial. El 1 de diciembre resultaría electo oficialmente con una diferencia de un cuarto de millón de votos sobre su contrincante, Xiomara Castro.
Lo que no se sospechaba es que, según Estados Unidos, Hernández había nutrido su campaña con al menos un millón de dólares del Cártel de Sinaloa, enviados por orden de su líder, El Chapo Guzmán, para lograr paso seguro para la cocaína que venía de Colombia y con destino en los Estados Unidos.
Juan Orlando Hernández fue presidente de 2014 y hasta el 27 de enero de 2022. Es mismo día, cuando dejó el Ejecutivo, Estados Unidos lo imputó por tráfico de drogas y emitió una orden de arresto en su contra. Días después, el 15 de febrero, autoridades lo arrestaron gracias a una orden de aprehensión con fines de extradición, que se consumó el 21 de abril del mismo año.
Así, en marzo de 2024, el ex presidente hondureño fue enjuiciado en la corte federal de Manhattan, en Nueva York, por delitos de narcotráfico y uso y posesión de armas de fuego. Fue encontrado culpable tras la presentación de evidencia y testigos en su contra, que lo dibujaron como un facilitador del trasiego de drogas por el corredor que va de Sudamérica a Centroamérica, luego a México y finalmente a los Estados Unidos.
Un ex contador que testificó de forma anónima, aseguró que Hernández llegó a presumir que “meterían la droga en las narices de los gringos, y nunca se van a enterar.”
Según los informes de la fiscalía estadunidense, Hernández llegó a recibir sobornos millonarios de jefes narco, como de Joaquín Guzmán Loera, alias El Chapo, quien era líder del Cártel de Sinaloa.
“Como parte de la conspiración, Juan Orlando Hernández, el acusado, recibió millones de dólares nevarías organizaciones de tráfico de drogas en Honduras, México y otros lugares, incluyendo del ex líder del Cártel de Sinaloa, Joaquín Guzmán Loera, alias El Chapo”, señala un informe de EU.
De acuerdo con la información del gobierno norteamericano, el dinero le sirvió para enriquecerse, financiar sus campañas presidenciales de 2013 y 2017 e incluso cometer fraude en las votaciones. El informe asegura que al menos un millón de dólares vinieron directamente del Chapo para su campaña presidencial primera.
De acuerdo con otros dos testimonios, el de Luis Pérez, ex operador del Cártel de Sinaloa, y Fabio Lobo, un ex traficante hondureño e hijo del ex presidente Porfirio Lobo, ambos recibieron protección para sus cargamentos a través de información de radares que permitiera que sus vehículos y aeronaves no fueran detectados.
“El gobierno llamó también a Luis Pérez, miembro del cártel de drogas de Sinaloa y a Fabio Lobo, un traficante de drogas confeso e hijo de otro ex presidente, Porfirio Lobo, Pepe. Pérez y Lobo, ambos, dijeron que sobornaron a Hernández para protección de su tráfico de drogas”, señala el memorándum de sentencia del ex presidente hondureño.
Juan Orlando Hernández fue eventualmente sentenciado a 45 años de prisión, lo que implicaba que no saldría de la cárcel hasta 2060, con 92 años. Su pena, conmutada recientemente por el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, parece haber surtido efecto pues Hernández ya no se encuentra como bajo custodia del Buró Federal de Prisiones (BOP), en lo que supuso una jugada electoral del republicano para impulsar la carrera presidencial del candidato conservador en Honduras, Nasry Asfura, en el marco de la elección presidencial del 30 de noviembre, en la que Trump, además, dijo que había un posible fraude electoral y lanzó duras amenazas.
“Parece que Honduras está intentando cambiar los resultados de sus elecciones presidenciales (…) ¡Si lo hacen, habrá serias consecuencias!”, escribió en redes sociales.
LG