A once días de la tragedia, corporaciones de auxilio y voluntarios agotaron toda posibilidad de hallar a la pequeña Monserrat que accidentalmente cayó al río Petlapa, regresaron a Matzazngo de Guerrero en el municipio de Tlacotepec de Porfirio Diaz con los ánimos destrozados, informaron a la familia que no encontraron indicio de la niña.
La búsqueda de la menor en este caudaloso río que cruza por decenas de poblaciones de la Sierra Negra y Mazateca, para desembocar en la presa Miguel Alemán en el estado de Oaxaca, fue a diario no solo en territorio poblano, se extendió a comunidades oaxaqueñas, donde la solidaridad de las personas las hizo caminar por lugares agrestes, entre el sol y la lluvia, la misión era encontrar a la niña.
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Conforme pasaron los días, sabían que era difícil cumplir con el objetivo trazado, a pesar de eso siguieron caminando entre la zona de selva, al paso de los días se dieron cuenta que no tuvieron éxito en la misión que asumieron como parte del hermanamiento que hay entre poblaciones de esa zona que como en esta ocasión se unieron por una tragedia.
En esta difícil tarea participaron voluntarios, personal de Cruz Roja Tehuacán, protección civil del estado y de municipios cercanos, se internaron a lugares de difícil acceso, desafiaron la fuerza de la corriente del agua del río, descendieron por lugares de una orografía de difícil acceso que pocas veces el hombre ha tocado.
Después de once días, los rescatistas y autoridades concluyeron que habían agotado todas las estrategias aplicadas, hicieron recorridos aéreos con helicóptero, drones, en lancha, descendieron tres cascadas de entre 70 y 80 metros de caída, buscaron en fosas de más de dos metros de profundidad.
Al considerar que todo esfuerzo por encontrar a Monserrat estaba agotado, con impotencia, el dolor del cansancio, pero sobre todo del que como humanos sentían, informaron a familiares que no pudieron regresarla niña a su hogar como era el deseo de esta expedición iniciada el 30 de agosto.
De esta forma los rescatistas guardaron su equipo y emprendieron su regreso; mientras que en Matzazongo de Guerrero se quedó el dolor, un vacío la incertidumbre, intranquilidad en una familia que perdió a su hijita de un modo inexplicable.
CHM
