Hace algunas semanas se estrenó en Netflix la película No mires arriba, que ha recibido buenas críticas, la cual es protagonizada por Leonardo DiCaprio y Jennifer Lawrence, y que sigue la línea argumentativa de dos científicos que descubren que en pocos meses un meteorito se estrellará contra la tierra y amenaza con destruir nuestra especie y que a pesar de la evidencia de dicho suceso se enfrentan con una opinión pública y sobre todo a una clase política incrédula e irresponsable.
Se trata de una sátira que en momentos cae en la caricatura, pero no deja de ser real, sobre todo si hacemos paralelismos frente a problemas sociales que enfrentamos de verdad, por ejemplo, el cambio climático, fenómeno que la comunidad científica lleva años advirtiéndonos, pero que muy poco hemos hecho la población, los gobiernos y las empresas por reducir los contaminantes que generan el efecto invernadero o por la devastación de los ecosistemas.
Otro ejemplo es la pandemia de COVID-19, ya que al inicio hubo presidentes o primeros ministros que desestimaron su gravedad, como Donald Trump de Estados Unidos, Boris Johnson de Reino Unido, Jair Bolsonaro de Brasil y Andrés Manuel López Obrador de México, y con ello, se perdió tiempo valioso para responder de forma efectiva a la contingencia.
Por ello, lejos de ser ajena, se trata de una película que llama a revalorizar el conocimiento científico, a escuchar a las voces expertas en cada campo, sobre todo cuando las consecuencias pueden ser graves para la sociedad.
En ese contexto, resulta peligrosa la actitud hostil del presidente y del Gobierno Federal frente a la comunidad científica, los centros de investigación y las universidades, porque cuando el mandatario de un país ataca la credibilidad de quienes generan y transmiten conocimiento, siembra a futuro una tela de dudas en un sector de la sociedad sobre los resultados de sus investigaciones, muchas de las cuales pueden servir para enfrentar y resolver algunos de los problemas que afectan a la sociedad.
@victorsanval