El PAN llega a su 85 aniversario de su fundación en medio de una severa crisis política al interior de la organización, como hacia el exterior ante la sociedad, tanto que los festejos conmemorativos fueron suspendidos por la dirigencia nacional encabezada aún por Marko Cortés.
El PAN ha perdido ese “impulso” que lo caracterizó en sus momentos más fuertes, como cuando rompió el monopolio del PRI en la presidencia o se posicionó como una oposición sólida. El partido ahora parece desinflado, incapaz de "crecer" políticamente y de mantener la cohesión interna.
Los conflictos internos y la división entre los grupos afectan su imagen y capacidad para actuar como una verdadera oposición. El voto traicionero en el Senado de la familia Yunes es un claro ejemplo de estas divisiones.
Esta misma situación se trasladó en días pasados al Congreso de Tamaulipas, en donde la legisladora Nora Gómez, si bien no votó a favor de la reforma al Poder Judicial, se abstuvo de emitir su voto, con lo cual abrió la puerta para que Morena avanzara en su propósito.
Es claro que una decisión de este calibre no se toma a la ligera y seguramente la diputada blanquiazul consultó su postura con el grupo que domina al PAN en el sur de Tamaulipas.
Estos últimos, acérrimos rivales del exgobernador Francisco García Cabeza de Vaca.
Este tipo de acciones dañan la credibilidad del partido ante la sociedad y lo presentan como una fuerza débil o fragmentada. En los tiempos actuales, la ciudadanía exige apertura a los partidos políticos; tampoco el PAN parece ser el partido de derecha que representaba los intereses de sectores conservadores, empresariales y religiosos. Hoy, parece estar diluido y sin una postura clara, lo cual lo ha alejado de sus bases tradicionales.
A medida que Morena sigue fortaleciéndose y dominando el panorama político, el PAN no ha logrado ofrecer una alternativa clara ni ganar terreno en las elecciones recientes, lo cual refleja su desconexión con los votantes.
El PAN llega a sus 85 años al borde del colapso, y las voces de cambio, esa palabra que tanto les gusta, piden hasta una refundación del partido.
¿Qué tendría que hacer el PAN para "recuperar la levadura"?
¿Es posible que vuelva a ser un actor relevante o se dirige a la irrelevancia política?
