Hay varios ejemplos claros del desperdicio causado por el Partido Acción Nacional cuando decidieron en febrero del 2024 a los candidatos y sus respectivas planillas de regidores a encabezar los ayuntamientos, rumbo a la elección en Tamaulipas. Teniendo en Tampico la única posibilidad de repetir, en todos cayeron y quedaron como primera minoría.
Uno es Nancy Ruiz. La ex morenista y quien pasó al bando contrario cuando fue diputada local, recibió un inmerecido premio de parte de la Fundación Alfredo Harp Helú por su “contribución al deporte”, cuando en la realidad ni un solo aporte a las actividades físicas recibieron los deportistas de su natal Altamira.
No es el único. En Tampico presumen Carmen Díaz, Trinidad Maximoto y Alejandro Martínez (este último, un completo desconocido en las filas azules en su principal bastión) estar cercanos a la gente solo por dar apoyos en dinero o especie a ciudadanos, cuando las funciones en el Cabildo son otras y más trascendentes.
De Ciudad Madero ni qué decir. Entre Iris Cortés, Alba Verástegui, Oscar Morado y Sergio Cespedes parece una competencia por el “like cómodo” en Facebook. Así se desempeñan en los ayuntamientos de la zona sur, mientras en Ciudad Victoria y en la frontera son grises.
Este comportamiento contrasta con la retórica robotizada del dirigente estatal Luis René Cantú de ser un organismo “que defiende a los ciudadanos”. El “Cachorro” anda tan apartado del acontecer real que ni siquiera se fija en las transmisiones de cada gobierno municipal y el nulo debate de su bancada o, cuando la hay, es por simple protagonismo.
Precisamente de tomar las riendas, los mencionados están lejos de las buenas prácticas hechas por AN en el pasado. En el puerto, José Antonio Heredia o Miguel Pérez, así como Marco Moctezuma en la llamada urbe petrolera, fueron pujantes, tomaron comisiones como seguridad, tránsito o transparencia, hasta llevar el debate a la mesa con argumentos.
En este 2025, esa intención es letra muerta y refleja la condición actual del panismo sometido por el Cabecismo a control remoto, bajo el mismo sendero de un Comité usado para fines personales, alejado de las comunidades, las colonias y, como cereza de ese pastel, dividido.
Así de pobre está el PAN y su “presencia” en las comunas.