La política nos sigue entregando auténticos dramas. Como series en las plataformas digitales, pareciera con los resultados confirmados de la elección del pasado 2 de junio, es decir, hace un mes y una semana exactamente, las historias terminaron.
Pero no es así, sino la apertura de una nueva temporada de intrigas, reproches y decisiones controvertidas.
El pueblo participante en los comicios dio su amplia preferencia a Morena y sus aliados, convencidos ricos, clasemedieros y pobres por igual, de apoyar su proyecto de nación llamado por ellos mismos como “el segundo piso de la transformación”, desechando una alternancia propuesta por el PAN-PRI-PRD, así como Movimiento Ciudadano como tercera alternativa.
Ante esto, los contrarios llevaron la diferencia de 2 a 1 a los tribunales, acusando fraude y mil acciones ilegales, con todo y reconocer que es prácticamente imposible revertir la victoria de Claudia Sheinbaum, la mayoría calificada en el Senado y la Cámara de Diputados, así como posicionarse en siete estados de nueve en disputa, más municipios y parlamento locales.
El siguiente paso en los organismos políticos y sus actores es la renovación de sus dirigentes.
Dentro del bando guinda las cosas están puestas para la salida de Mario Delgado, obligado por su polémica designación como secretario de Educación Pública.
Para el panismo, con heridas muy abiertas por la pérdida de posiciones, los reclamos airados y las justificaciones absurdas, la era desafortunada de Marko Cortés parece llegar a su fin.
Pero deja esa sensación de la persona encargada de hacer una reingeniería del partido que, dramáticamente, viene de más a menos en 12 años.
Más grave es el caso del Revolucionario Institucional. La peor de las noticias para los sobrevivientes la recibieron este fin de semana: la postergación de Alejandro Moreno Cárdenas como sepulturero del otrora todopoderoso. No quisieron ver el triste destino del PRD, ya desaparecido y hacia ese camino se dirigen.
Para como van las cosas, para los siguientes tres años (y quizá más), Morena tendrá un sendero sin preocupaciones, sin sobresaltos, causado por una oposición extraviada, dividida y depresiva.
Esto, pese a todos los defectos de azules y tricolores, no es una buena señal para el país.
