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A Vicente Fernández y al Atlas
Es de consenso internacional -sobre todo en la llamada cultura occidental cristiana - el aceptar el origen del nacimiento como reconocimiento y enseñanza, a la representación que el ahora san Francisco de Asís hacía en su comunidad y con algunos de sus habitantes que él escogía y los hacía actuar para montar y escenificar los cuadros que llamó y se conocieron como “Montaje Viviente”. Mostraban el nacimiento de Jesús con sus padres: María, José, Pastores y otros personajes, alrededor y acompañando al Niño Dios en tan bendecido y milagroso suceso y acontecimiento. Se Habla de la Ermita de Greccio, en Asís, en 1223, es decir, hace casi 800 años que el entonces Francisco estaba fundando, impulsando y organizando a sus “franciscanos”, por medio de estrategias y métodos de este tipo como instrumento de enseñanza-aprendizaje y expresión cultural y educativa.
Se señala, igualmente, que es hasta el siglo XV cuando un grupo de artesanos de Nápoles -algunos ya monjes y otros no- elaboran en Capodimonte, el primer nacimiento de barro que, con alegría y gusto es adoptado y mejorado por otros grupos y comunidades de Italia, inclusive, por otros países del resto de Europa apoyados por distintas y variadas órdenes religiosas, iglesias y diferentes grupos y estamentos sociales, especialmente, en España. Bajo el reinado de Carlos III, se extiende su manufactura y creación por toda la Península Ibérica siendo igualmente adoptados por el propio Portugal.
En la conquista del Caribe, de México y del resto de la América Latina, el o los nacimientos, belenes y/o pesebres su presencia y utilización, de manera muy especial, es muy difundida y muy aceptada. Se da y presenta el sincretismo entre las propuestas “evangelizadoras” de los conquistadores, cultural e ideológicamente con la aceptación y/o mezcla de Los Pueblos y Culturas Originarias. Los nacimientos se enriquecen y se convierten en verdaderas obras de arte.
Utilizándose para su creación y manufacturas, la riqueza e imaginación de los indígenas con su cosmovisión, talento y uso, van desde el barro, arcilla, adobe, cerámica, plata, oro, maderas, obsidiana, esmeraldas, perlas y otros materiales y plantas: nopales, pinos, musgos, paxtle, flores, frutas, hasta llegar a los aportes americanos, tanto de Mesoamérica, Sudamérica como del mismo Caribe (recuérdese que el guajolote o pavo; la flor de Nochebuena y el cacao y chocolate son originarios de México y Mesoamérica). La papa del Perú. El teosinte y maíz. La vainilla. El jitomate y tantos otros productos, comestibles y de consumo (mejillones, garbanzos) y adorno. Todo ello, en torno a la Navidad, Natividad y Nativitas, que son sinónimos derivados del latín y, significan: Nacimiento.
En el hoy son famosos los nacimientos de Metepec, en el Estado de México. En Tlaquepaque, en Jalisco. Tolimán, en Guerrero. Y Tzitzuntzán, en el estado de Michoacán. Más estamos seguros de que existirán cientos y quizá hasta miles de bellos y trascendentes nacimientos, a lo largo, ancho, bajo y alto de nuestra República Mexicana, a Dios y a la Virgen. Gracias...
Víctor Bacre