A Marco Antonio Rojas Flores
Nos dicen Alejandro Ibáñez Rosas y Alejandra Gordián Rosas, esposos y habitantes de Huehuetlán El Grande y padres de Iván y de Natalyque según sus abuelos, padres y profesores ,Huehuetlán, significa: “Huehue” viejo, “Tlán” lugar, cerca, junto. De donde también señalan que por ello hay tres maneras de llamar a su pueblo: “Lugar cerca del templo de Huehueteotl, Dios antiguo” o “Cerca del Dios del Fuego” o la tercera forma, “Lugar viejo, pueblo antiguo”. Apuntan que “entre la capital poblana y Huehuetlán, existen entre 50 y 60 kilómetros y que el tiempo de recorrido se puede hacer de una hora a hora y media en auto o autobús”.
“Hay que tomar la carretera a Valsequillo -nos señala el matrimonio Ibáñez Gordían- rodear la presa Ávila Camacho o cruzar en la pequeña embarcación hacia Santo Tomás Chiautla y tomar la desviación hacia El Ahuacate y, así se llega a la cabecera Santo Domingo Huehuetlán de nuestro municipio”. “Conectado a los nacimientos de San Agustín Ahuehuetla y a las cascadas de Tlalmayaya (de agua fría), se forman las Albercas de la Candelaria y los Estanques de Atotonilco (de aguas termales) que en conjunto integran el Balneario Cooperativa Atotonilco de belleza admirable. De funcionamiento singular y único para los visitantes, turistas y lugareños que en gran número llegan a gozar de modernas y bonitas cabañas e instalaciones cómodas de sus 12 albercas, que son propiedad y presunción legítimas de nuestro municipio y habitantes de Huehuetlán El Grande por medio de su gran Cooperativa”, concluyen orgullosos, Don Alex y Doña Alejandra.
Por otra parte, la patrona del pueblo y municipio es la Virgen de la Candelaria. Su fiesta principal se celebra anualmente el 2 de febrero, “Día de la Candelaria”. La visita de algunos familiares y amigos huehuetlanenses -que radican desde hace varios años en un gran número en la ciudad de Nueva York, así como en otros lugares de la república mexicana- y que esta gran festividad los hace volver al terruño por la nostalgia y el cariño y su arraigo a su origen, familia y hogares que, en una gran mayoría, siguen teniendo aquí en el pueblo.
A dónde, en un tiempo no muy lejano, piensan y desean volver, como así son los sueños de muchos migrantes que han marchado, por la situación injusta de carencias de oportunidades y trabajos bien remunerados en su propio país. Se observan algunas inversiones en terrenos, casas y pequeños negocios, construidos y dinamizados por las pequeñas remesas que continúan llegando al querido y añorado pueblo por todos sus hijos y familiares “de fuera”.
Subrayando el sincretismo entre lo prehispánico (popolocas y náhuas, habitaron Huehuetlán), la llegada de europeos, africanos y asiáticos durante la Colonia, y ahora la afectación recíproca con Nueva York para la expresión actual con la festividad del 2 de febrero, afirma Renata Quintanar: “El Día de la Candelaria, Fiesta de la Luz, Fiesta de las Candelas, la Presentación del Señor o la Purificación de la Virgen, celebrada el 2 de febrero es la festividad de origen católico que representa la presentación e Jesús en el templo de Jerusalén y la purificación de la Virgen después del parto. Se cuenta que cuando María llevó en brazos a su hijo aquel 2 de febrero, el sabio Simeón consideró que Jesús representaba la luz que iluminaría a los gentiles y que sería la gloria de Israel”.
Por lo que el nombre Candelaria viene de “candelas o velas”, las cuales representan la luz de Cristo que tanto pronunciaba. Por lo tanto se acostumbra a “levantar” del pesebre a la representación que tengamos del Niño Jesús, y vestirlo para llevarlo a bendecir al templo. Lo que se cree comienza una ruta católica que continúa con las festividades de Cuaresma y Semana Santa.