“Se te ofreció elegir entre la deshonra y la guerra.
Elegiste la deshonra y también tendrás la guerra”
Winston Churchill
Cuando creíamos haber visto casi todo tipo de excesos, la semana pasada, el presidente López Obrador convocó a 100 empresarios a una cena, en la cual abiertamente les pidió que cooperaran para la compra de boletos de loteria, para el sorteo conmemorativo relacionado con el avión presidencial.
En la cena, se obligó a los empresarios asistentes, a que firmaran una carta en la que se comprometen a comprar boletos, por un monto mínimo de 20 millones de pesos y de hasta 200 millones de pesos, señalando domicilio y teléfono de contacto.
Nadie duda, sobre un escenario de una amenaza no dicha, de una auditoría contra aquel empresario que decida no comprar boletos, puesto que se trata de cantidades millonarias, que seguro pudieran usar mejor en sus empresas, y con ello seguir apoyando la economía nacional, o un segundo escenario, en donde aquellos que si participen, después puedan ser empresarios beneficiados por este gobierno federal.
Si se considera, que el código penal federal, en su artículo 390 establece como delito de extorsión, al que sin derecho obligue a otro a hacer algo, causándole un perjuicio patrimonial; la idea de que empresarios se desprendan de minimo 20 millones de pesos para comprar boletos de loteria, parece una franca extorsión.
El manual contra la extorsión, que aparece en la página de internet del gobierno federal, menciona que ahora los argumentos para extorsionar son mas elaborados, y cita a manera de ejemplo: “..premios obtenidos tras algún sorteo, campañas publicitarias e incluso, nombrar a fundaciones altruistas.”
Será importante también, saber cuál fue el criterio empleado por el presidente, para determinar a cuáles empresarios invitaba y a cuáles no; porque fue evidente que no todos lo fueron.
Hoy ya no se sabe con seguridad, cuanto se va a recaudar, cuánto se va a pagar por el avión, cuanto se va a dar a los ganadores y lo más importante, cuál va a ser el destino final del dinero que sea utilidad.
La novela sobre el avión presidencial, parece que no tiene final, porque si el pretexto es comprar equipo médico y equipar hospitales, el gobierno federal esta faltando a su responsabilidad, puesto que dinero lo hay, ejemplo de ello son los 2,000 millones de pesos entregados por el Fiscal General al Presidente, una cantidad similar a lo que se recaudará con la rifa.
Esto de pedir dinero bajo esta modalidad, es algo que antes no se conocía, esperemos que ocurrencia o presumible delito como éste, no se vuelva a repetir; porque dudo mucho, que la gente que genera empleos en este país, decida participar de manera constante, en pases de charola a la vieja usanza de Salinas de Gortari, aunque se quiera disfrazar de billetero de la lotería nacional.
*Abogado y Maestro en Derecho Constitucional y Amparo. Magistrado del Tribunal de Justicia Administrativa 2010-2017