“La educación es el arma
más poderosa que puedes usar
para cambiar el mundo”.
Nelson Mandela
Una de las más grandes afectaciones que como sociedad hemos sufrido producto de la pandemia, ha sido el cierre de las escuelas, lo que significa una interrupción en la educación de nuestras niñas, niños y adolescentes.
Si consideramos que la educación es la mejor forma de lograr una verdadera igualdad en una sociedad, es de preocuparse y ocuparse para que la educación no se interrumpa, aún en este tipo de situaciones.
El artículo 3 de la Constitución Federal señala que la educación, es un derecho para las personas y una obligación para las autoridades de brindarla.
La Ley General de Educación contempla en diversos artículos el uso de la tecnología, y menciona que la SEP deberá establecer una Agenda Digital Educativa; sin embargo, dicha agenda dada a conocer en febrero de este año, señala que será un comité quien se encargará de implementar los proyectos.
Esta agenda digital ha quedado rebasada por las actuales circunstancias, pero resulta preocupante, que en la misma no se señalan tiempos, y por el contrario, se dice que sus avances serán graduales, y sus ejes rectores se consolidarán, en la medida en que haya dinero suficiente en un marco de austeridad y uso eficiente del presupuesto.
Y yo les pregunto a cualquiera de ustedes, ¿Qué mejor destino puede haber de un presupuesto, sino es en la educación de nuestras hijas e hijos? Y cuál será la forma de evaluar la gradualidad, si lo que se necesita, es tener múltiples formas de garantizar el aprendizaje; ya no sólo en esta pandemia, sino en el futuro, pensando en estudiantes que por diversas razones no puedan acudir a la escuela.
Para ello, debe reconocerse, que no todos los estudiantes tienen las mismas oportunidades, y ese es el primer reto de las autoridades; en México no tienen internet un 80% de las escuelas rurales de educación básica y un 76.6% de los hogares rurales.
Considerar que existen escuelas multigrado, donde un solo maestro atiende a estudiantes de distintos grados, edades y niveles de aprendizaje en un mismo salón, que se ubican en pequeñas localidades rurales aisladas, y con altos grados de marginación y pobreza, por lo que los niños tienen un menor aprendizaje y muchas más probabilidades de abandonar la escuela primaria. Aunque las autoridades educativas federales y estatales han hecho esfuerzos por dar continuidad a la educación, en múltiples casos, los estados han hecho un mejor trabajo; en tal sentido, la federación necesita entender las dinámicas regionales y estatales, para poder coordinar las estrategias y apoyar con el recurso económico que sea necesario, sin escatimar.
Un ejemplo más de que este gobierno no conoce la diversidad de los contextos estatales, lo estamos viviendo; cuando AMLO dio a conocer el semáforo de reapertura de actividades en el plan de regreso a la nueva normalidad, señaló que admitía discrepancia y que era de aplicación voluntaria, pero hace unos días la Secretaria de Gobernación dijo, que no podía haber semáforos locales porque habría descoordinación total en el país; lo que evidencia también, una contradicción con el Presidente.
Hoy, vivimos una realidad que no nos imaginábamos, tenemos que aprender de ella, y echar a andar acciones inmediatas, para que todos los estudiantes de manera adicional a los libros gratuitos y materiales impresos, cuenten con un mínimo de acceso a tecnología, con el objetivo de que la educación a distancia sea de excelencia, y ayude a obtener mejores condiciones de vida.
ABOGADO Y MAESTRO EN DERECHO CONSTITUCIONAL Y AMPARO. MAGISTRADO DEL TRIBUNAL DE JUSTICIA ADMINISTRATIVA 2010-2017