La lucha por la igualdad de género ha sido sin duda una de las revoluciones más importantes, cuyos efectos se viven cada día; sin embargo, siguen quedando muchos retos pendientes en relación a la segregación laboral, la desigualdad salarial, la violencia contra las mujeres, la participación política, la pobreza y la educación, de ahí que debemos reflexionar para conseguir que mujeres y hombres puedan gozar en igualdad de oportunidades de los beneficios del desarrollo, con el propósito de explotar sus capacidades y potencialidades; esto permitirá a ambos ejercer libremente y sin violencia sus derechos fundamentales.
De ahí que es indispensable que se eliminen todas las formas de discriminación que lo único que provocan es la división de los géneros, no sólo promover leyes sino a través de acciones; los seres humanos tenemos que aprender a replantearnos las "costumbres" o estereotipos que atentan contra la dignidad de la persona, los cuales se han aprendido a través de las instituciones socializadoras como la familia, la escuela, o incluso la misma sociedad, hechos que desde que nacemos aparecen como etiquetas, cuántas veces no hemos escuchado frases como "es mujer, pobrecita como va a sufrir", "no lloré como vieja, aguántese como los hombres", ¿qué vas a tener niña o niño?, "tuviste puro producto para caballero", "no me salga con sus mariconadas" "mujer tenía que ser, así son ellas chillan por todo, son débiles", minimizando así la dignidad de las personas con lenguaje que se vuelve cotidiano sin percatarse que son formas para iniciar esa desigualdad social.
Hoy por hoy tenemos el compromiso de aportar y romper con todo lo que atenta contra la libertad e igualdad humanas. Es en este sentido que la misma sociedad, familia y las demás instituciones socializadoras sigan dignificando el papel de la mujer pero igual y a la par hacer visible esa parte masculina del género si queremos tener relaciones igualitarias basadas en el respeto a los derechos humanos, siendo tolerantes ayudando a que los hombres puedan visualizar y descubrir las diversas masculinidades que existen, que se den cuenta que el ser un padre comprensivo, amoroso y que ayuda en el hogar no lo va a ser menos hombre o va a dejar de serlo sino que es una etapa maravillosa la cual también tienen derecho a vivirla; incluso esto es un aliciente y apoyo hasta para poder minimizar esa agresividad y violencia.
