Dos datos revelan el caos que fue la LIV Legislatura que termina su periodo de 3 años: la Suprema Corte de Justicia les decretó 6 actos de inconstitucionalidad y el gobernador vetó 4 leyes. Un récord triste, desolador para la política de Hidalgo.
Si las legislaturas dominadas por décadas por el PRI cargarán en la historia con la culpa de haber sido dóciles y alineadas al poder del Gobernador en turno, la LIV Legislatura con la mayoría de Morena pasará a la historia por lo sucio de sus procedimientos, la ineptitud y la anarquía.
Hace tres años, al iniciarse, la legislatura pintaba para ser diferente… y lo fue para mal. Lo habitual en este periodo fueron las trivialidades, traiciones, errores, alborotos y ocurrencias. Todo ello pudiera ser normal en un parlamento vivo, pero al momento de hacer leyes este grupo de diputados simplemente fracasó. Todo mal hecho, improvisado, sin técnica ni estudio.
El problema estuvo en el origen. En 2018 ningún candidato de Morena esperaba ganar; llegaron por el fenómeno López Obrador. Ya sentados en las curules acolchadas sintieron el poder del diputado y como agua que llena la presa, les invadió la soberbia. “Somos mayoría” era su principal argumento sin saber como se usa tal condición; sin hacerla valer, sin ser real por sus evidentes y hondas fracturas.
No lograron ninguna ley de gran calado que transforme la vida de los hidalguenses, como prometieron. Su energía se gastó en indagar las nóminas, pelear el control de la administración y usar al Congreso como trampolín hacia otros cargos. Morena cambió 4 veces de coordinador. La interrupción del embarazo, la oposición y el presupuesto, en las próximas entregas.
Tomás Cano Montúfar
