Sociedad

Nosotras las brujas

“Somos las nietas de las brujas que no pudiste quemar en la hoguera”

Las mujeres siempre hemos destacado en la ciencia, pero casi nunca se nos ha reconocido como merecemos, y mucho menos al pasar de los años. La historia no ha registrado nuestra gran aportación en todos los ámbitos, particularmente en el científico.

Las contribuciones de las mujeres científicas durante el Medioevo fueron borradas casi en su totalidad. Para finales del esplendor de la civilización griega, las mujeres habían realizado un movimiento dignificador, que les llevaba a ser consideradas ciudadanas, lo cual les había sido negado durante siglos en Grecia y Roma. Tras su llegada al poder, el cristianismo fue cruentamente represor con el avance de las mujeres, y aun cuando hubo valientes que se rebelaron y transgredieron, a muchas de ellas les costó la vida.

Así, cuando a las brujas medievales el cristianismo les dijo “váyanse a su casa” ellas se fueron al bosque. Cuando les dijo “váyanse a atender marido e hijos” ellas optaron por la soltería. Cuando les dijo “El conocimiento es sólo para el clero”, ellas dieron la bienvenida a la práctica científica transmitida verbalmente desde tiempos ancestrales.

Desde luego, la imagen que el poder reprodujo sobre ellas quedó plasmada en los “cuentos de hadas” que todavía hasta hoy nos receta el patriarcado de Walt Disney: Mujeres viejas, espantosas, amargadas, envidiosas, enemistadas con otras mujeres, inmisericordes y lo peor de todo, solteras (¡¡¡Qué horror!!!)

La investigadora mexicana Hypatia Velasco sostiene que durante los siglos XVI y XVII el pensamiento dominante justificó el asesinato de mujeres en la creencia de que eran brujas, provocando la llamada “cacería de brujas” en la que miles fueron perseguidas y asesinadas injustificadamente, después de enfrentar juicios hechos por el Santo Oficio quién ordenaba que fueran enviadas a la hoguera, que se les torturara o linchara o que provocaba que se suicidaran dentro de las cárceles.

Desde la antigüedad, las sociedades patriarcales han utilizado el feminicidio como una forma de castigo y control social ejercido por los hombres sobre las mujeres.

Esta cacería de brujas es un ejemplo de lo que hoy es el feminicidio, cuyo principal antecedente y base es la Inquisición, pues ante la fuerza que tuvieron las mujeres en el movimiento de Jesús de Nazaret (de la que subsisten inocultables testimonios), surge con dureza la violencia hacia ellas.

El tiro de gracia para su aniquilación total, fue el que la trasgresión femenina no dejara precedente, que las nuevas generaciones de mujeres no fueran a pensar que ése era el camino y quisieran volver a enfrentar al machismo. Por ello, no sólo las asesinaron, sino las desprestigiaron ante los ojos de todo el mundo.

Finalmente, se les señaló como trasgresoras porque eran viejas, feas y nadie quería casarse con ellas, por eso envidiaban y hacían maldades a las jóvenes, bellas y sometidas, como el modelo de la princesa Disney.

De este modo, Blanca Nieves siguió las instrucciones que todo el mundo le daba sin cuestionamientos y no se enteró ni cómo consiguió al príncipe, en cambio su madrastra peleó hasta el final. A la bella durmiente le pasó lo mismo, nada más que la poderosa mujer no era su parienta. ¿Y la Cenicienta? Otra fiel al estereotipo que nomás iba haciendo lo que todo mundo le ordenaba, y ese no cuestionar la llevó a “ser feliz para siempre”.

Entre otros aspectos (cuya mención abarcaría todos los caracteres de esta columna), hay tres características básicas en los cuentos de hadas medievales: La rivalidad entre mujeres, la obediencia de la protagonista la lleva a ser elegida por el príncipe (nunca al revés) y una que en las películas sólo se infiere pero que en los cuentos sí se dice: La doncella es casta y la bruja ejerce su sexualidad como le da la gana.

Así que la enseñanza en la satanización de las brujas fue: Si quieres emanciparte, cuestionar y confrontar al patriarcado, es porque eres fea y nadie quiere contigo. Si fueras linda tendrías a un hombre que quisiera desposarte, convertirte en madre y hacer que dejaras de pensar sandeces.

Ésa ha sido una de las razones por las cuales a las mujeres se nos educa masivamente para el matrimonio, para no tener “malos pensamientos”, es decir, para no ser las nuevas brujas cuestionadoras del orden político imperante, que como género nos excluye.

Las brujas de hoy seguimos siendo tachadas de histéricas y amargadas, pero la diferencia es que esos calificativos cada vez nos importan menos. Aún somos minoría, pero las brujas de hoy seguimos siendo las mujeres científicas, sabias y empoderadas que vamos a la escuela, que ocupamos cargos públicos en los que antes sólo había hombres, que accedemos a los espacios en los medios de comunicación no nada más para reforzar el estereotipo del objeto sexual y que educamos a nuestras hijas y alumnas para vivir y crecer en libertad.

@taniamezcor
FB: Tania Mezcor

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Tania Meza Escorza
  • Tania Meza Escorza
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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