El 8 de marzo de 2020, las mujeres de Pachuca hicimos historia porque, por primera vez, fuimos aproximadamente tres mil voces alzadas para dejar claro que el miedo cambió de bando, que los machistas nunca más tendrán la comodidad de nuestro silencio.
He participado en las marchas feministas hidalguenses desde hace más de 30 años, cuando a finales de los años 80 nos reuníamos sólo 20 mujeres, y los automovilistas se negaban a dejar pasar una manifestación tan pequeña.
Por ello me conmovió tanto la marcha del domingo pasado, cuando miles de mujeres hidalguenses salimos a luchar contra el patriarcado.
Pero el mensaje del 9 de marzo no fue menos poderoso. Las hidalguenses nos ausentamos de la vida pública, de la vida privada y de la vida virtual, para mostrarles qué pasaría si cada una de nosotras fuéramos una de las 10 asesinadas al día.
El poderoso impacto económico y familiar sería insostenible para el país sin la fuerza de las mujeres, sin la aportación económica que hacemos con el trabajo que nos pagan, y con el que no nos pagan.
Ambos son mensajes poderosos para los misóginos en lo individual, para el poder político y económico, pero particularmente debe ser un mensaje escuchado por quienes buscan ocupar las candidaturas para la renovación de las presidencias municipales.
Porque esta vez las ciudadanas les hemos dejado claro que nunca más podrán tomar a la ligera la atención a los derechos humanos de las mujeres, y nunca más podrán simular que atienden la violencia por genero con moñitos naranjas.
twitter: @taniamezcor
