El Internet es una herramienta. Lo que hagamos con ella es nuestra responsabilidad. Así que no podemos culpar al medio por lo que se decida hacer con él, más bien debemos ver cómo nos estamos comportando, qué estamos celebrando y consumiendo en el ciberespacio para no ser parte del problema, particularmente con temas históricos. Y hoy amanecimos con dos extraordinarios ejemplos de ello, uno desastroso y otro extraordinario.
Tal vez los que no vivieron la Guerra Fría no saben la sensación de terror que nos causó Chernóbil cuando hubo el peor accidente nuclear de todos los tiempos en ese lugar, que entonces era parte de la Unión Soviética. Muchos lo están aprendiendo por primera vez gracias a la extraordinaria serie de HBO y varios han llegado hasta ese lugar por lo mismo.
Varios, incluyendo Luisito Comunica, quien es un gran tipo y el influencer más seguido de México, han subido imágenes con trajes de supuesta protección nuclear desde el lugar, causando una gran sensación de desatino para la mayoría de las personas que lo vimos. No, no creo que sea una burla por parte de nadie, simplemente se siente como que hay una enorme dificultad de distinguir una tragedia real, de la cual aun hay víctimas que pagan las consecuencias, a un gran programa de televisión.
El mismo productor de la serie Craig Mazin dijo lo siguiente debido a la cantidad de fotos, videos y hasta boomerangs (háganme el maldito favor) por el estilo que circulan por las redes, “Es maravilloso que #ChernobylHBO haya generado una oleada de turismo a la zona de exclusión, pero sí, he visto las fotos que están circulando. Si visitan por favor recuerden que ahí ocurrió una terrible tragedia. Compórtense con respeto por todos los que sufrieron y se sacrificaron”.
Así que ahí lo tienen. Es maravilloso que la historia no se olvide y que los medios sean parte de ese recordatorio. Pero lo más importante es saber qué hacemos con esa información, y con eso en mente aquí la buena.
Google anunció que en homenaje a los noventa años que Ana Frank hubiese cumplido esta semana, han creado una exposición en línea de la casa en la que ella y su familia vivía en Holanda y en la que inició su famoso diario tres semanas antes de tener que esconderse por años en un ático, huyendo de los nazis.
Es particularmente importante hacer relevante y accesible esta historia a las nuevas generaciones, quienes ya no tuvieron abuelos que puedan recordar la guerra y por lo tanto no heredaron esa sensibilidad.
Muchos millones de ellos (aunque eso no es generacional) piensan que los hechos son cuestión de opinión, no de una contundente verdad. Y hay muchísimos revisionistas históricos tratando de cambiar la narrativa real para acomodar sus creencias políticas actuales.
Que Google y HBO hagan lo que están haciendo es para aplaudir de pie. Ahora nos toca a nosotros saber qué hacemos con ello.
susana.moscatel@milenio.com
