Tiene razón el siempre sospechosista y conspiracionista cineasta Oliver Stone al decir que Pokémon Go funciona como una especie de "vigilancia capitalista". ¿Pero seamos honestos, qué no lo es en la red? Sobre todo cuando estamos hablando de esos sitios que usamos como si fuesen un servicio a la comunidad y lo único que quieren de nosotros es recaudar toda la información posible para vendernos exactamente lo que estamos buscando.
Cuando el furor es tan grande como el de este juego, pues con más razón. Saben dónde estamos; por donde nos movemos, cuánto gastamos en datos, cuánto tiempo tenemos para perder ... ¡Saben todo!
Pero no podemos dejarle este paquete solo a los monstruos de bolsillo, porque entonces ¿dónde dejamos a los otros habitantes del bosque encantado de la información? Punto específico: Facebook. Aprovecho esta oportunidad, por cierto, para informarle a Mark Zuckerberg que no estoy embarazada. Y a mí no me digan que es casualidad que le presté mi tarjeta de crédito a una amiga que sí lo está para hacer unas compras de ropa de maternidad y enseguida empezaron a salir anuncios y anuncios de cosas para bebes. Lo siento, ahí les falló la mercadotecnia.
Stone también tiene razón en decir que estamos actuando como robots, pero yo añadiría que en algunos casos, como robots muy enojados y bastante enajenados. No, no es el fin del mundo y estamos hablando de El rey de ver moros con tranchetes. Pero algo de lo que dijo tiene fundamento en la realidad. Y es entre muy chistoso y profundamente aterrador.
¿En serio?
¿También Melania Trump puede hacer cualquier barbaridad y se le perdona tras unos cuantos memes? ¿La película de Wicked va a tener más canciones? ¿Quiere su creador, Stephen Schwartz, estar en la categoría de Mejor Canción Original en el Oscar? ¿Cuánto va a durar? ¿Para qué arreglar lo que no está roto?
¡Que alguien me explique!
¿Qué tipo de armadura hay que llevar a la ComicCon de San Diego para no ser atropellado por una horda de aprendices de maestros Pokémon?
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