La Orquídea de la Vainilla da un fruto delicioso tanto en su olor como en su sabor, y es tan intenso que se alcanza a impregnar en los momentos más cálidos de la vida cotidiana, como por ejemplo hoy que es domingo, y en la Alameda de la Ciudad de Mexico se concentra mucha gente que va a disfrutar de ese gran y clásico paseo familiar.
Miren a aquellos niños, van corriendo felices después de visitar al globero; tampoco perdonan al algodonero en su paso, degustando su rico producto, mientras el organillero entona el bello vals de “Farolito”.
La parejita de enamorados que está sentada en aquella banca medio escondida disfruta de un rico café, y cerca de la Gran Fuente unos señores discuten de política, degustando unos ricos churros y un capuchino.
Aquel grupo de amigos sonríen sin cesar, comiéndose unos ricos “esquites” que acaban de comprar; los pequeños empresarios están haciendo su agosto y su diciembre en este mes navideño, ¡sin duda!.
Oigan, al fondo se escucha un cámara de jóvenes que entonan “La Vida En Rosa”; los violines sobresalen, mientras las señoras rumorean en voz baja, tanto que todo mundo se entera de sus pláticas secretas. Ah, mientras el “Duende Brucie” se divierte desde su butaca que está ubicada en la copa flores color azul otoño de aquella majestuosa jacaranda.
El sol no es tan brillante, pero el ambiente que ahí en la Alameda se vive, solo de su alegría brilla, y los “canarios chismosos no paran de cacarear desde aquel alambre”.
La señora que está debajo de aquel álamo vende su artesanía de alfarería, y al lado de ella se encuentra el puesto de alebrijes; el olor a vainilla es cada vez más agradable, pues se acerca el mediodía.
Otro grupo de niños y jóvenes están formados para comprar aquella delicia de nieve de vainilla; llegan más parejas de enamorados que escuchan con romanticismo al acordeonista medio afrancesado que interpreta “Moon River”.
Ya a media tarde, “el fantasma del rincón” le susurra a los oídos a los comerciantes que se concentran en la esquina sur de la Alameda, y les asesora de cómo hacer mejores negocios, y… !Todo por la vainilla!
