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La pimienta

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  • La pimienta
  • Sergio Luis Naumov

Este rico fruto picante, del cual existen diversas variedades, desde las más comunes, como son: la negra, la blanca y la verde, hasta las pimientas de Java, la índica o la de Guinea, todas ellas le ponen un sabor delicado pero intenso a... ¡cualquier platillo de seguro!

“Qué rica está esta carne que preparaste hoy, Felicia; por favor pásame la pimienta negra. Oye, ¿cómo está tu amiga, aquella la que da conferencias de la estabilidad en el Talento Humano?” “Bien, me la acabo de encontrar, ya se cambió de empresa de nuevo, con esta van tres trabajos en un año”. “Ah, y ¿cómo habla de estabilidad?” “Pues no sé, pero de eso vive. ¡Imagínate!” “Sí, mamá, es el colmo. Oye, ¿para qué vino el vecino el día de ayer?” “¿Cuál de los dos?” “El de la casa con jardín. “¡Ah, sí! Me pedía un poco de pimienta blanca, estaba preparando una carne asada”. “Híjole, pues qué pediche, casi todos los días te pide algo”. “Papá, ¿qué vamos a hacer el fin de semana?, ¿te volverás a ir con tus compañeros de trabajo a pescar?, ¿puedo ir contigo?” “Pásame la pimienta verde por favor, Clotilde”. “Hija, coméntale a tu papa cómo vas en las clases”. “Ah sí, papá, fíjate que reprobé Matemáticas, pero ya me estoy preparando para pasar el mes que entra; ahora sí paso, la tercera es la vencida, me falta un poco de pimienta de esa mezclada negra con blanca, ¡sabe más rica, mamá!”

“Hola, Eduardo, pásale, siéntate, eres de la familia. ¿Cómo te fue, hermano, en el negocio? “Este, bien, bien”. “¿Por qué tan nervioso?” “Pensé que me habías invitado a comer para hablar de la familia, pero te comento que perdí la oportunidad de hacer ese negocio, le comprarán a la competencia. ¿Me puedes pasar la pimienta? ¡Caramba! Ya calla a ese perro que no deja platicar”. “¡Qué rico por cierto está el pan aderezado con pimienta! A ver, cuéntame, mujer, ¿qué le pasó a tu hermana?” “No… pues ya la dejó el marido, al fin descansará, ¡porque tiene un carácter que solo ella se aguanta!” “Ya no seas así, es tu cuñada; te paso la pimienta, hijo”. “Oye, papá, ¿para quién eran las flores que antier fuiste a comprar, cuando me pediste que me quedara en el carro?” “Eran para tu tía que acaba de tener bebé, sí, tu primito”. “Ah, no me dijiste nada”, respondió Felicia. “Oye, por cierto y, ¿tu hermana qué va a hacer ahora, va a dejar el trabajo? O ¿cuidará a sus hijastros? Me refiero a tu hermana mayor la que se acaba de casar”. “Pues yo creo que se dedicará a su familia, al igual que el mantenido de tu hermano”. La pimienta picó mucho, pero es deliciosa.

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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