Quién no ha sentido en algunas ocasiones ganas de echarse una carcajada a morir, y no puede hacerlo, porque se encuentra en una situación muy comprometedora, ya sea en frente de su jefe inmediato, o bien con personalidades con las que uno tiene mucho compromiso, o de un los compañeros de trabajo, o de alguien con quien tenemos que quedar bien, o la situación a tratar es muy formal y seria, y definitivamente el reírnos nos haría quedar mal. Veamos algunos casos cotidianos de los que se pueden suscitar en el trabajo:
• El jefe está desesperado porque el proyector no funciona, y está frente a su equipo de trabajo y su jefe inmediato también; manda de inmediato a reparar el equipo, y el técnico le cambia el foco. Una vez que comienza a operar de nuevo a los 10 minutos y ya entrada la junta, se vuelve a fundir; se observa que algunos de los ahí presentes disfrutaron el momento, ¡para que vea lo que se siente! Jeje.
• El gerente financiero llegó hoy muy elegante a la reunión de trabajo, por lo que nadie le quita la vista; al estar frente al grupo, todos se percatan de que trae puestos calcetines de diferentes colores, nadie le dice nada.
• El jefe de aquella área tan exitosa en la empresa, llegó a la junta de traje, muy elegante; pero la corbata le llega a la mitad de su abdomen, y el nudo a medio hacer. ¿Qué le pasó? ¡Qué gustos!
• Raymundo invitó a su jefa a cenar a su casa con su esposo, cuando este le pregunta que ¿cómo se llama su bonita mascota? No sabe qué decirle, pues se llama exactamente igual que él. Jaja, ¡qué situación tan embarazosa!
• Raúl entra al baño, saluda al director que sale del mismo. ¡Uy, qué mal olor dejo este señor! Más bien “sabor”, jajá.
• Pedro se cayó de rodillas en el estacionamiento, parecía que estaba rezando, piensa que nadie lo vio. ¡Fue todo un espectáculo!
• Y ¿qué le pasó a doña Clotilde en su discurso? Parecía política y aburrida, de los años 70’s, sin coherencia, largo con el mismo sonsonete, y mucho menos dijo el mensaje que se suponía que iba a dar, sobre los cambios de la empresa; algunos terminaron dormidos.
• Don Alfonso llegó muy alegre, hoy saludó a todos en la oficina, pero sintió que todos los veían raro; hasta el final del día se percató de que sus pantalones estaban “brinca charcos”. Jeje, posiblemente llovió mucho por su casa.
¡Hey! Más le vale que esas carcajadas sigan siendo SECRETAS, ¿no lo creen así? ¡Diviértanse!
