El artículo 385 del Código Electoral del Estado de Hidalgo marca como causal de nulidad de una elección cuando más de un 20% de las secciones electorales, no se hubieren instalado las casillas.
En el caso de la elección municipal de Cuautepec de Hinojosa, hubo robo de 36 urnas de las 72 que fueron instaladas en los comicios del pasado 02 de junio.
Por lo tanto, el domingo 1 de diciembre se realizó de nuevo una jornada electoral en donde hubo poca participación ciudadana que no rebasó 39 por ciento del electorado, y en donde declararon ganador al postulado por la coalición Morena y Nueva alianza de Hidalgo.
En consecuencia, se puede considerar que esta elección fue dentro del marco de la legalidad, aunque no fue legitimada. Por ello, la persona que ha sido designada para ocupar el cargo como presidente municipal, asiente que está legalmente, más no legítimamente para desempeñar las funciones inherentes al cargo.
Hay que saber que no siempre la legalidad y la legitimación se dan en una elección, aunque es deseable para la sociedad, por eso la legalidad que da el triunfo por medio de números de votos, como la ley marca, no es muy aceptada por los ciudadanos, porque no encuentran la legitimación que vincula la realización en la sociedad de valores morales, porque la legitimidad depende de la ciudadanía que ha participado para elegir a su verdadero representante.
Con solo lograr un punto más de 50% de los votantes, se consideraría que es suficiente para asumir el cargo, como lo que está ocurriendo en Cuautepec, en donde el ganador no ha logrado ni una quinta parte de la aceptación en la población en general, es decir, que la mayoría no están de acuerdo con esta elección, mucho menos con el candidato ganador legalmente.
La toma de decisión de esta elección no está dentro del concepto democrático real, mucho menos garantiza un punto nodal en el ejercicio del poder público y así generará vacío con la gobernabilidad y el desempeño en la función como alcalde del municipio.
