El éxodo de miles de creyentes en todo Estados Unidos ha comenzado. A mitad de la semana que viene también comenzarán a movilizarse miles más de personas en Puerto Rico, Haití, República Dominicana, Cuba y Curazao. Si no me equivoco, será la primera vez en Haití, Curazao y Cuba que se lleve a cabo una reunión en donde se conmemore la última cena que Jesucristo tuvo con sus discípulos.
En este contexto, en la ciudad de Dallas, Texas, -en donde se espera una de las reuniones más grandes-, habrá un simposio académico sobre La Luz del Mundo, en el que diversos investigadores que conocen y han estudiado recientemente a la Iglesia, intercambiarán experiencias y conocimientos para un mejor entendimiento sobre la teología, la dimensión social y cultural de la Iglesia, entre otros aspectos.
Este evento es el primero en llevarse a cabo con académicos de reconocido prestigio a nivel internacional y en los Estados Unidos.
La Luz del Mundo tiene presencia en 60 países y continúa dando a conocer el mensaje que la caracteriza. Ahora, los miles y miles de creyentes en Estados Unidos y otros países del Caribe están iniciando el éxodo que los llevará a estar algunos días en total y absoluta concentración para participar de tan inigualable acontecimiento.
La Santa Cena o Santa Convocación es la fiesta religiosa que, desde 2018, se lleva a cabo en los Estados Unidos, bajo la dirección apostólica del hermano Naasón Joaquín García. Antes, estos miles de peregrinos asistían cada año a la ciudad de Guadalajara, Jalisco, México.
Este acontecimiento es el preámbulo de la esperanza de vida eterna y ésta es, a su vez, un principio fundamental en la teología de la Iglesia. Es un instante en el que olvidarán todo lo que les ha agobiado, angustiado y afligido en los últimos dos años.
Y al hacerlo, encontrarán en Dios y en Jesucristo por la autoridad apostólica, el consuelo prometido por Dios, la fuerza para seguir adelante, y la confianza de estar un día con Cristo por la eternidad.
Por eso, participar de este evento, constituye un ejercicio de fe y confianza en Jesucristo y en Dios y, sin duda alguna, en la fiesta más grande de toda la Tierra.