La acedia es una especie de tristeza profunda que no debemos de experimentar los seres humanos. La tristeza, hasta cierto punto inevitable, suele formar parte de la vida de las personas de manera intermitente pero la acedia es una tristeza negativa que hay que evitar con todas nuestras fuerzas.
La tristeza la experimentamos todos los seres humanos cuando algún tipo de mal se asoma en la vida y puede tener diferentes niveles de profundidad e intensidad. Si el mal se asoma como enfermedad, el dolor es en el cuerpo, pero cuando se centra en la esfera afectiva, entonces afecta nuestros sentimientos. Por eso cuando el mal comienza a desaparecer de nuestras vidas, la tristeza comienza a diluirse para dar paso a la felicidad, a la paz, a la armonía.
Pero hay una tristeza profunda. Esa es la acedia. Es una tristeza silenciosa que suele echar raíces y que, de pronto, ataca a nuestra mente con cierto tipo de pensamientos provocando depresión. La depresión es mucho más compleja y difícil de visualizar, pero viene precedida de la ansiedad; es decir, primero comenzamos a tener episodios de ansiedad y luego caemos en depresión. Como está ahí y ha echado raíz en el alma del ser humano, el binomio brutal de la acedia y la depresión traen como consecuencia efectos devastadores en el ánimo, en lo físico, en lo emocional y en lo sentimental del ser humano.
Así, dejamos de tener motivos para estar felices, pretextos para amar y razones para levantarnos, porque esa tristeza profunda parece una loza imposible de cargar.
¿Cómo evitamos la acedia?, ¿cómo evitar esos episodios oscuros en donde dejamos de encontrarle sentido a la vida? Seguramente cada ser humano podría tener una forma de evitar este tipo de tristeza. Habrá quienes lo harán encontrando en el amor de sus vidas esa razón para seguir adelante; otros lo hallarán en sus familias, en sus hijos, en sus seres queridos; otros más, lo harán en su fe, en sus creencias, en sus libertades, o en Dios, Jehová, Alá o como quieran llamarle. Y esas creencias y razones le darán tranquilidad y felicidad a los seres humanos, evitando así la acedia y sus terribles consecuencias.
