Política

Los ojos de Durazo

Diego Becerra, un estudiante del Tecnológico de Celaya, había escrito en octubre de 2019 una publicación en sus redes sociales con el hashtag #QuieroEstudiarSinMiedo, en alusión al asesinato de dos de sus compañeros meses antes.

Pero Diego, junto con sus hermanos Rogelio y Ulises, corrió la misma suerte: fueron asesinados en el taller de diseño de interiores de autos que fundaron en 2016, "Becaa Cars" el 6 de junio de este año.

Diego era vicepresidente de la Asociación Estudiantil de Ingeniería Química; un joven con aspiraciones y sueños de hacer crecer su negocio, cuentan sus allegados.

Pero en México la fórmula "negocio próspero en tierras donde manda el narcotráfico" puede tener un resultado fatal. Diego fue amenazado por el Cártel de Jalisco Nueva Generación porque no quiso pagar "derecho de piso". Así, los hermanos fueron asesinados y el taller quemado por este grupo criminal.

Su homicidio ocurrió en uno de los fines de semana más sangrientos para el país; más de 200 personas fueron asesinadas también en esas horas.

Unos días después del asesinato de Diego, el 12 de junio, el máximo responsable de la paz de los mexicanos, Alfonso Durazo Montaño, secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, aterrizó en la ciudad de Hermosillo, Sonora, a mil 600 kilómetros de la masacre, no para atender temas de seguridad, sino electorales rumbo a su posible candidatura al Gobierno del Estado.

En esa visita a su tierra se reunió con la alcaldesa Célida López, antes panista, pero postulada por Morena a ese cargo, así como con empresarios, un día después, en Nogales y Aguaprieta.

La visita fue tan discreta -a sabiendas, probablemente, de que mientras el país ardía él se dedicaba a su futuro político- que cuando un periodista local publicó una fotografía de él con los grupos empresariales de quienes busca apoyo para su candidatura, su equipo le exigió que la borrara.

Desde hace meses, cuentan fuentes cercanas a Durazo, los ojos de este personaje clave para la seguridad nacional no están ni en los expedientes de las masacres recientes, ni en idear estrategias para garantizar la seguridad de ciudadanos como Diego, ni en visitar y estudiar los sitios donde los criminales mantienen el control territorial.

Hace tiempo, este político enfoca buena parte de sus energías en agendar la próxima reunión con personajes clave de Sonora para sumar fuerzas, y busca conciliar con grupos que le pueden tender un camino con ventajas rumbo a la elección de 2021.

En un escenario complejo políticamente en lo local, donde Morena no tiene tan sencillo el triunfo, el sonorense planea cartas que incluyen, por ejemplo, ganarse el respaldo de los panistas. Aunque por temas de cuotas de género existe la posibilidad de que la candidata de Morena a la gubernatura de Sonora sea la alcaldesa de Hermosillo, Célida López, Durazo no deja de apostar por su propia figura.

México es un país donde el sistema permite que los responsables de los temas más delicados –en este caso la seguridad- sean políticos con poca experiencia en el ramo y que están pensando siempre en el próximo puesto o la siguiente elección.

¿Debería alguien con un cargo de esa responsabilidad dedicar parte de su tiempo en construir su proyecto político mientras miles de personas son asesinadas?

Diariamente el país registra en sus morgues la muerte de cientos y miles de mexicanos que pierden la vida en manos de grupos criminales como el Cártel de Jalisco Nueva Generación, y otros, que dominan ciudades enteras sin que el Estado muestre su poder para evitarlo.

En las últimas semanas, masacres como la ocurrida en Caborca -en el propio estado de Durazo- , San Mateo del Mar, Culiacán, Fresnillo e Irapuato ocurren sin que una estrategia novedosa se asome para dar paz a los mexicanos.

Ni por interés electoral, en Sonora ha funcionado el proyecto de intervención militar en las corporaciones policiacas municipales donde continúan al alza los asesinatos. En los primeros cinco meses del año en municipios como Guaymas, por ejemplo, aumentaron 360% los homicidios.

Los ojos de Alfonso Durazo no están en cómo recuperar la paz social en zonas donde hermanos como Diego no pueden emprender un negocio porque son amenazados y asesinados por el crimen organizado por no pagar. Los ojos de Durazo no están en las masacres de los últimos días. No están en el conteo de asesinatos diario, en la preocupación de millones de familias. Están en el próximo paso que, considera, podría ser gobernar su estado natal en las condiciones de seguridad y vulnerabilidad que lo encuentre derivado de su propio descuido.

SANDRA ROMANDÍA es periodista de investigación. Coautora de Narco CDMX (2019) editorial Grijalbo; y Los 12 Mexicanos más pobres (2016) editorial Planeta y ganadora de la beca María Moors Cabot, de la Universidad de Columbia.

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Sandra Romandía
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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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