París está de moda más que nunca, y más allá de los Juegos Olímpicos, todos queremos saber más de la sede. Ciertamente reconocemos el homenaje realizado frente a la Asamblea Nacional de Francia, donde se reconoció a mujeres destacadas como Olympe De Gouges, Alice Milliat, Gisèle Halimi y Simone Veil, entre otras.
Pero fue más grato ver la paridad de género hecha realidad, pues estos son los primeros juegos donde competirá el mismo número de mujeres y hombres.
No obstante, la ciudad de la luz también tiene sus tintes oscuros, y no hablamos de “Festividad”, el show drag queen, que evoca una celebración pagana al Dionisio y no a Jesucristo en su última cena.
Nos referimos al informe sobre el sexismo, publicado en enero de este año, por el Alto Consejo para la Igualdad de Francia, donde se revela que el 37 por ciento de los hombres percibe como una amenaza al feminismo y que hay un anclaje de las tendencias machistas.
Es decir los hombres franceses declaran rechazar el sexismo pero ya en la práctica no es así. Normalizan que las mujeres dejen el trabajo ante el cuidado de los hijos o que en el ámbito escolar el 51% de las situaciones sexistas no sean condenadas por los profesores.
Esto último explica por qué el 74% de las mujeres declararon que no se habían planteado nunca: cursar una carrera en el campo científico o técnico.
Dicen que las redes sociales son un reflejo social y el citado estudio de sexismo también mostró que la sociedad francesa promueve los estereotipos de género en un 68% en Instagram, ya que hay una subrepresentación de las mujeres en espacios profesionales y públicos frente a una sobrerrepresentación en la esfera privada. Mientras que en YouTube, un 88 % de los vídeos exaltan valores viriles y violencia. Y finalmente en TikTok, un 42 % de los vídeos denigran la figura femenina.
Con estos datos me siento como turista con el síndrome de París. Sí, esperaba que la tierra de la libertad excluyera al sexismo.
Pero no seré pesimista pues también reconozco al movimiento feminista y a las mujeres francesas trabajadoras, a las estudiantes que toman desafíos, y a quienes defienden a mujeres del acoso callejero o trabajan para que nunca más haya violaciones tumultuarias al pie de la Torre Eiffel, como sucedió con nuestra compatriota en 2023.