En la política mexicana ser acusado de traidor es solo cuestión de tiempo.
Hoy, quienes presumen lealtad ciega son las mismas personas que pueden ser acusadas el día de mañana de desleales.
Ricardo Monreal Ávila, coordinador de Morena en el Senado, pidió al presidente de su partido, Mario Delgado Carrillo, que frenara lo que calificó como un discurso de odio en contra de la oposición.
Y es que Delgado anunció que iba a promover una campaña a nivel nacional, bautizada como “tendederos de los traidores,” para exhibir los rostros de las y los legisladores de la oposición que votaron contra la iniciativa de reforma constitucional en materia eléctrica.
“Queremos que la gente vea la cara, los nombres, los rostros de los traidores para que no olvidemos nunca quién dio la espalda al pueblo”, justificó el líder nacional de Morena.
De su lado, Monreal –quien apenas hace un año y medio habría apoyado a Delgado como candidato a presidente de su partido– calificó como pésima idea los mentados tendederos.
Casi en automático, voces influyentes dentro de la Cuarta Transformación se expresaron en redes sociales para asegurar que Monreal defeccionaría en breve del lopezobradorismo.
El solo desacuerdo de Monreal sobre qué hacer con los desacuerdos entre el oficialismo y la oposición lo convirtió velozmente en un traidor.
Hace mal Delgado en olvidar que ese mismo calificativo ha sido lanzado antes en su contra. El sábado 5 de febrero, en un evento donde asistieron más de tres mil militantes de Morena, su rostro fue tendido y masacrado con el mismo estigma.
Ondeaba una manta inmensa con una imagen suya sobre la cual habían sido impresas las siete letras de la palabra “traidor”, mientras varios de los oradores que participaron hicieron eco de esa acusación.
Se engaña Delgado si cree que señalando de traidores a las y los representantes de la oposición va a lograr quitarse de encima esas siete letras.
Igual que Monreal se volvió desleal por defender la conciliación, mañana lo será Delgado, o cualquier otro que caiga de la gracia de la Inquisición.
Zoom: una vez instalados “los tendederos de la traición” la fotografía de cualquiera podrá ser exhibida para alimentar la ira de los verdugos empoderados por la arbitraria coyuntura.
@ricardomraphael
