Fanático es quien cree poseer la verdad, una verdad sencilla y absoluta que proporciona respuestas para todos los problemas. Es quien no acepta la duda, la discrepancia ni la propia falibilidad. La fe es una verdad liberadora, aun basada en una supuesta ciencia laica, ha abierto muchas puertas a la tragedia en el mundo moderno.
José Álvarez Junco en: [“Las ruinas de Palmira”, EL PAIS domingo 16 de mayo de 2016 p. 13]
El sincretismo se entiende como la mezcla de la fe que desemboca en una tendencia sobrenaturalista.
William Madsen
¿Qué es una diatriba? Una diatriba, supone colocarnos en situación de desentramar utilizando el criterio, un problema que se nos ha planteado.
Con horror nos enteramos, de la destrucción por parte del llamado Ejército Islamista, [Daish] de las ruinas de la ciudad bíblica de Nimrud en Irak y del antiguo templo de Palmira en Siria rememorando siglos más tarde, la devastación cultural fundamentalista, de las hordas conquistadoras de Hernán Cortés a los templos y palacios del llamado nuevo continente en el siglo XV.
“Nada es verdad, nada es mentira, todo es según del color del cristal con que se mira”, [Cito a Ramón Campoamor].
Nos ha correspondido, vivir una época en la que los valores con los que nos formaron, al parecer, dejaron de tener vigencia.
El arte no ha sido la excepción, la exaltación de la miseria humana, y toda su inmundicia parece ser, la única forma de expresión, la misma que se manifiesta en los muros y las plazas de nuestras urbes.
El arte conceptual y la instalación ha dominado la vanguardia.
Toda esa inercia globalizada, ha provocado ese fenómeno de tergiversación, en el que los preceptos ontológicos del arte, han creado confusión trocando libertad en libertinaje, pasión en conformismo y sutileza en vulgaridad.
Lo grave sin embargo, no es, sino la ignorancia y la incapacidad y no talento de algunos “artistas”, solapados por las grandes fortunas de empresarios exitosos aunque ignorantes. Los ricos de nuevo cuño y políticas corruptas. Mecenas de la ignominia.
Los tiempos han cambiado y con ellos la visión del mundo. En el umbral del siglo XXI, se nos presentan situaciones que nos colocan, dentro de un embudo en el que se privilegia la ausencia de la virtud.
Prohibir es un sinónimo de ostentación de poder. En nombre de la evolución se vejan, en ocasiones algunos de los derechos más sagrados del hombre y en nombre de la tolerancia, se abusa de la falta de imaginación y lo perverso.
¿Acaso hemos llegado al límite? ¿Al ocaso de una era?
Se clama por el destierro de tradiciones que antes fueron legítimas y espectáculos que formaron parte de lo convencional.
El mundo ha cambiado y también la manera de entenderlo.
El arte en su quehacer, ha adoptado un extenso catálogo, por llamarlo de alguna manera, en el que concluyen las formas más exquisitas y también las más absurdas.