Uno no sabe nunca nada, diría el clásico. Resulta que el Parque Necaxa estaba en la Calzada de los Cuartos y Río de la Piedad, a un costado del Parque Delta que en estos días es una plaza comercial. No lo sabía yo, que soy un necaxista de cepa. Resulta que en ese estadio entraban 15 mil personas sentadas y en partidos importantes 23 mil almas. Su cancha era magnífica, con un sistema de drenaje que evitaba encharcamientos, el pasto era de calidad inglesa. Se inauguró el 14 de septiembre de 1930. Asistió el presidente Pascual Ortiz Rubio. Ese día, el Necaxa derrotó a la Selección mexicana cinco goles a cuatro. De todo esto me enteré leyendo el libro de Carlos Calderón Cardoso, Los once hermanos. El campeonísimo Necaxa.
¿Sabía usted a quién le debemos el futbol organizado en México? Se lo voy a decir porque a mí me lo dijo Calderón Cardoso: a Martín Luis Guzmán. Así como lo lee usted. A Álvaro Obregón le gustaba el beisbol, pero Martín Luis Guzmán, encargado de la organización de las fiestas del centenario de 1921, consideró que el deporte más popular era el futbol. Así empezó la liga mexicana del futbol.
Mi padre era aficionado del Atlante, el equipo del pueblo y me hablaba de nombres epifánicos. Un día me puse enfrente y le dije: Pauler; Aspiri, Marcial Ortiz, Guillermo Perro Ortega, Calavera Ávila y Gumersindo Sardina López; Chamaco García, Julio Lores, José El Siete Rubalcaba, La Yegua Camarena y Luis Pichojos Pérez. Mi primer gran éxito en la vida. Y no figuraban aún el Pipiolo Estrada, El Moco López y Casarín. Yo inventé un álbum y pegaba con resistol fotografías de jugadores, antiguos y modernos y les ponía pie de foto.
Hace no mucho tiempo, Diego Fernández de Cevallos me dijo que yo era muy duro con mi padre. Quizá Diego tuvo razón, por eso ahora pongo este estandarte de felicidad y admiración, donde mi padre ponía un pie, crecía una fiesta, un alquimista, todo lo convertía en alegría. ¿Cuándo te aprendiste esa alineación? Me preguntó mi papá. No sé. ¿Y ese álbum? Lo hago con fotos de los periódicos. El portero Pauler entrenaba al Necaxa, me dijo. Yo ya sabía, pero todo lo olvidé hasta que regresé al libro de Calderón Cardoso y volví a memorizar a los once catedráticos del Necaxa.
Rafael Pérez Gay
rafael.perezgay@milenio.com
@RPerezGay