La FIFA y las distintas Ligas de futbol que componen el escenario profesional de este deporte se han quedado muy atrás en los protocolos que previenen las lesiones y afectaciones de sus principales integrantes, los jugadores.
La terrible lesión de Raúl Jiménez, acaecida en el duelo entre el Arsenal y el Wolverhampton de la Premier League inglesa, así lo demuestra. El cabezazo que sufrió nuestro compatriota, por parte del brasileño David Luiz, que lo conmocionó y llevó tiempo después a un hospital para ser operado por fractura craneal, evidencia la fragilidad de las personas que practican un deporte cada vez más físico y competitivo. Y fue Jiménez como pudo haber sido el propio defensor del Arsenal, el que quedó en ese grado de indefensión y afectación. Y puede pasar este tipo de choques en cualquier partido de cualquier otra Liga.
¿Qué impide que las comisiones médicas de la FIFA o de esas poderosas Ligas de futbol retomen parámetros y medidas de mayor protección? No lo sé. Después de la lesión craneal que sufriera el guardameta Peter Cech en 2006 debió de haberse reglamentado el uso de aditamentos protectores de la cabeza de los futbolistas. Fue lo que hizo el reconocido portero cuando regresó a la actividad. Ni siquiera podemos describir el protector que le diseñaron como un casco incomodo. Fue un protector ligero, delgado, acolchonado con material que no engordaba demasiado, ni estorbaba la práctica de este deporte. Seguramente será el modelo que usará en su retorno a la actividad Jiménez... Pero el tema es si no es el momento de que se reglamente su uso de forma generalizada. Es real que este tipo de lesiones no son tan frecuentes en el futbol... pero la ya utilización de la cabeza como una de las partes permitidas para golpear el balón marca afectaciones reales en el cerebro de quienes más la usan en el desempeño de este deporte.
Es tiempo de proteger de forma real a quienes juegan el futbol de nuestros tiempos.
