No sé qué haya llevado a los propietarios de los equipos de la primera división del futbol mexicano a contratar a Mikel Arriola como el presidente de la Liga Mx. Al ex director del Instituto Mexicano del Seguro Social lo presentó ante los medios de información hace algunos días el hombre al que sustituirá, Enrique Bonilla.
Cuadro extraño, pero que conociendo ya de años a los empresarios que invierten en nuestro futbol no debería de dar lugar a mayor análisis o comentario. Así son. No les interesa comunicar, sienten que no les hace falta. No les inquieta en ningún sentido los rumores o chismes que sobrevienen cuando no hay transparencia.
¿Por qué se va Bonilla? Quién sabe… ¿Por qué, cómo, cuándo, para qué escogieron a Mikel Arriola? Tampoco lo sabremos.
A la historia que se conforma a partir de estas preguntas habrá que irle dando contenido a lo largo de las siguientes semanas. Lo cierto es que el futbol profesional mexicano enfrenta la mayor problemática a la que se ha enfrentado nunca. La crisis económica generada por el covid es profunda y compleja. En principio cada propietario de equipo se ha tenido que hacer cargo del estado financiero de cada uno de sus equipos, pero pronto se requerirá una estrategia común y mucho liderazgo.
Carácter tiene Mikel Arriola. Es un administrador dedicado y enérgico, lo que corresponde a un deportista hecho y derecho. Buen aficionado al futbol, sin embargo, su deporte es o fue la pelota vasca. No creo que quien haya tomado la decisión de contratarlo se haya equivocado. Es un administrador y gestor adecuado para los duros tiempos que se viven y que se vendrán al menos todo el 2021.
Pero si todos los propietarios no entienden que deberán arroparlo, apoyarlo, cuidarlo estarían cometiendo un gran error. Mikel es un personaje que viene de fuera, que debe tener tiempo suficiente para conocer el medio al que llega, cargado de soberbia y vanidad... y de fuertes intereses diversos.
