Confieso que me genera una clara contradicción el método seleccionado por el Alto Comisionado del futbol mexicano, Juan Carlos Rodríguez, para definir las transformaciones que le urgen a este sector, si lo que quiere cumplir es con el mandato que le dieron de generar un indebatible crecimiento.
Por un lado, estoy convencido de que la agenda de irregularidades, medianías y francos escenarios negativos, que nos sitúan en círculos viciosos, son evidentes… Lo mismo que las soluciones. Así que ponerse a darle tantas vueltas me parece que es una pérdida de tiempo.
Por el otro, reconozco que el generar mesas de debate y discusión y constituir mecanismos de consulta, empezando con los expertos, es muy democrático, incluyente, al mismo tiempo que inteligente. Es más tardado, pero hay mejores garantías de que se van a tomar los juicios y visión de conocedores incuestionables.
Confieso también que soy un descreído de que a los dueños del balón, los diferentes empresarios que tienen bajo su propiedad a los equipos de la Liga Mx, les importe de verdad escuchar a nadie que no se ubique en el limitado campo de sus particulares intereses. Al final, por más lucidez que reine en esas mesas de debate, lo que se impondrá es la intención de siempre: “si me beneficia o si no me perjudica, adelante. Si no, no”.
¿De qué temas hablo? De los requisitos que deberán cumplir los refuerzos extranjeros, así como del límite o de cuota máximo de los mismos. Lo del regreso de la regla del menor obligatorio, en principio, si es parejo, beneficiará a todos… Los que vendan a sus mejores talentos a los clubes poderosos y lo que se hagan de ellos, los pongan a jugar y luego reciban el beneficio de ello.
¿Se pondrá otra vez a debate la multipropiedad? ¿O ya se ha hablado suficiente? ¿Y qué con la venta unificada de los derechos de transmisión de los partidos de la Liga Mx? ¿De estos temas habrá mesas de debate?