La inminente candidatura del alcalde Eduardo Rivera Pérez a la gubernatura en 2024 está tan segura como la imposibilidad de ganar la elección.
Al presidente municipal panista que llegó al cargo por segunda ocasión, postulado por la coalición de partidos, se le ha desdibujado el proyecto y empezó a caer en picada desde el martes 13.
Se le descompuso la ruta trazada con la partida de su principal aliado político y promotor, a tal grado que la dirigencia estatal del PAN encabezada por Augusta Díaz de Rivera ha perdido interlocución con el gobernador sustituto Sergio Salomón Céspedes Peregrina, o por lo menos ya no existen puentes de comunicación política eficaz.
La relación del edil capitalino con el titular del Poder Ejecutivo estatal no es la misma que en el pasado, porque quien ocupa hoy esa responsabilidad, justo era el contrincante por la nominación a la candidatura.
Es la adversidad política la que enfrenta el dos veces alcalde de la ciudad de Puebla, y se trata también de las condiciones internas en Acción Nacional donde la dirigencia encabezada por Marko Cortés tiene mayor interés por las gubernaturas de Veracruz y el gobierno de CdMx, que recuperar Casa Aguayo, por referirse al gobierno estatal.
Pero no hay manera de rajarse con la nominación, el PAN necesita a Lalo Rivera para obtener la cuota de votos para los distritos electorales locales y federales del estado, y los relacionados principalmente con la zona metropolitana de la ciudad de Puebla.
Ganar la gubernatura no sería ya la condición o el optimismo para las elecciones locales, lo que buscan en ganar votos para los otros cargos que están en la disputa por la mayoría del Congreso local y retener los ayuntamientos metropolitanos con la ciudad capital.
La principal crítica al munícipe albiazul, dentro y fuera de su partido, es su pasividad respeto a su posicionamiento en el resto del estado, con la falsa creencia de que sola basta con ser nominado para que reciba la cascada de apoyos del electorado, lo que no necesariamente ocurrirá en la medida que no es lo suficientemente conocido para levantar ampula.
Pero hay más. La coalición electoral con el PRI, y el PRD por simple añadidura de ornato, está sostenida con alfileres y en cualquier momento terminará en una fractura, porque se siguen polarizando las fuerzas políticas en la pugna por la candidatura a la alcaldía poblana.
Pablo Ruiz Meza
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