La ouija consiste en un tablero que muestra las letras del abecedario, además de las opciones “sí”, “no” o “adiós”. El objetivo del tablero es establecer comunicación con las personas ya fallecidas, con espíritus o “almas en pena”.
Es un juego misterioso, pero muy atractivo para todas aquellas personas que se obsesionan por hablar con las personas que ya murieron.
Consta también de un puntero en forma de triángulo o corazón; los participantes colocan las yemas de los dedos sobre el puntero y lo van deslizando sobre el tablero. Para algunas personas este juego está prohibido, y no les agrada nada eso de andar provocando a los espíritus, lo consideran un juego satánico.
En teoría el tablero permite abrir un canal de comunicación con los espíritus; es una fuerza sobrenatural la que mueve y guía el triángulo marcador.
La mente supersticiosa es un campo atractivo para los neurocientíficos; los vestigios de la ilusión y el pensamiento mágico han llenado los bolsillos de muchas personas, pero también son la causa de muchos desastres en el mundo.
La explicación científica del funcionamiento de la ouija se basa en los movimientos que hace el participante, no los espíritus. Se le conoce como efecto “ideomotor” o subconciente; se trata de pequeñísimos movimientos musculares involuntarios que deslizan el puntero de una letra a otra.
Se trata de movimientos propios o autogenerados.Para la fe católica la ouija es parte de la adivinación, espiritismo y hechicería; contraria a los preceptos divinos.
Para salir de dudas sólo basta vendar los ojos del sujeto que mueve el triángulo puntero; los mensajes del “más allá” serán un verdadero desorden. De cualquier forma, la ouija es misteriosa; nunca se sabe quién se podrá “manifestar” ni mucho menos “quién contestará las preguntas”.
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