En 1869 el microscopista Langerhans identificó un grupo de células en el páncreas; como formaban grupos que parecían islas les llamó islotes de Langerhans.
Años más tarde, dos cirujanos quisieron saber qué sucedía cuando se extirpaba el páncreas a los perros; lo hicieron y durante las próximas horas los perros sufrieron de sed insaciable y no dejaban de orinar por todo el laboratorio; las moscas se arremolinaban por los charcos secos de orina; luego midieron la cantidad de azúcar en la orina y sangre de los perros operados y resultaron altísimas; los perros se habían convertido en diabéticos.
De esta manera se llegó a la conclusión de que en el páncreas se encontraba la sustancia responsable de la diabetes; y como provenía de los “islotes de Langerhans” se le llamó insulina.
En 1921 Frederick Banting y Charles Best trituraron kilos de páncreas de cerdos y vacunos y administraban estos extractos de insulina a pacientes diabéticos; lograron controlarlos parcialmente; la insulina extraída del páncreas de animales sacrificados requería de toneladas de páncreas para obtener poca insulina; además no era “pura” y las reacciones adversas alergénicas eran frecuentes.
El reto era aislar la insulina humana; y esta gran obra fue hecha por el Dr. Fred Sanger en 1958 quien logró aislar y reconocer la estructura completa de la insulina humana; 51 aminoácidos que formaban una proteína de dos cadenas.
Con la identificación de la molécula más buscada por la ciencia médica de aquellos años, se dio un gran salto científico; no solo se podría asilar la insulina, sino que la misma técnica podría ser usada para aislar otras hormonas o proteínas.
Solo restaba una pregunta por resolver ¿Se podrá sacar copia de estas moléculas como la insulina?
La respuesta no tardó mucho; con la técnica de ADN recombinante se resolvió el problema.
Se aisló el gen de la insulina; luego se insertó en el material genético de un virus (RNA) y después se inoculó este virus a una bacteria; al mezclar el genoma viral con el bacteriano, las bacterias comenzaron a producir y sacar copias de insulina imparablemente.
El laboratorio Genentech patentó este procedimiento convirtiéndose en multimillonarios.
Pero también millones de pacientes diabéticos cuentan con insulina humana capaz de controlar sus niveles de azúcar en sangre.
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