El “suicidio” del fundador y director del semanario Impacto, Juan Bustillos, no debe pasar inadvertido. Periodista de la vieja guardia, querido en los círculos del poder en México, fue enlace, confesor y hasta confidente de notables priistas… entre otros los que destaca el grupo Atlacomulco, amigo de Carlos Romero Deschamps, de notables “abogados del diablo”, de viejos policías de renombre. Su gran mentor periodístico: Francisco Galindo Ochoa. En algún tiempo su amigo y gran protector político: Carlos Salinas de Gortari. Su gran enemigo político en su momento: Manuel Bartlett.
Pocos saben el reciente papel fundamental de Bustillos como enlace entre un alto funcionario de la 4T y Emilio Lozoya Thalmann, padre del ex director de Pemex, Emilio Lozoya Austin. Se comenta entre los abogados de renombre que Bustillos junto con su amigo Javier Coello se encargaron de las gestiones para que Lozoya fuera extraditado a México, no pisara la cárcel y soltara la bomba de declaración que involucra a panistas y priistas del sexenio pasado.
Bustillos dejó una escueta carta en la que afirma que su motivo está en la falta de dinero. No es una carta personal dirigida a la familia. Es una carta con rumbo político… dirigida al funcionario gubernamental —en esa calidad— de su mayor confianza: Omar García Harfuch, titular de Seguridad en CdMx.
Si Bustillos quería que OGH llegara antes que nadie, no iba a enterarlo por una carta tardía después de que otros lo descubrieran. Con ese propósito, tendría que haberse dado una llamada previa. Directa. ¿Sucedió así? ¿Llegó OGH personalmente… y qué encontró? ¿Hay algún otro destinatario final de la información (que no se ha dado a conocer) y para el cual OGH fuera el medio más seguro, discreto y confiable?
OGH no se ha pronunciado al respecto, y los amigos del periodista jalisciense aseguran que un tema de falta de liquidez Bustillo lo hubiera resuelto con tres telefonazos. Difícil entender que acostumbrado a la presión se haya ‘quebrado’. Su columna siempre dejaba ver pistas, datos a reportear… cuidando los secretos del grupo en el poder de sexenios pasados. Era encriptada. Como su carta póstuma.
Palabras clave
Los colegas de viejos tiempos coinciden en que Juan Bustillos siempre dejaba entrever que sabía cosas de las que no hablaba. Descanse en paz.
@Conejocedillo