Todo este fin de semana y los primeros días de la próxima, los hombres deberíamos de darnos la oportunidad de exponernos a conceptos como “privilegio” y “masculinidad”. Para no entrar en detalles teóricos, ejemplos prácticos: el privilegio de caminar por las calles sin que nadie opine sobre nuestra imagen o nuestra vestimenta, de caminar sintiéndonos más seguros, con todo lo que eso implica. Y en la parte de la masculinidad, pensar en las etiquetas, en qué es lo “masculino” y qué es lo “femenino”. A qué asociamos la idea de “el lado femenino”. Mientras más lo analicemos, llegaremos al mismo lugar todo el tiempo: todas son características que aplican a todos los humanos, llorar, hablar, bailar, expresar emociones.
Una tarea interesante para este fin de semana sería la que propone Daniel Vives en su libro Ayúdame Supermana: Guía políticamente incorrecta para ser feliz, que todos en algún momento deberíamos de probarnos prendas o decoraciones que según la tradición corresponden al otro género. En el caso de los hombres, pintarse las uñas, usar una peluca de cabello largo, una falda, probarse una blusa, un bolso y en el más aventurero de los casos, un par de tacones. El ejercicio nos va a servir para ponernos en el lugar del otro género, para entender al menos de una forma muy superficial su expresión, su posición, alejarnos de los marcados limites trazados por la masculinidad tóxica.
Muchos hombres ahora (sobre todo heterosexuales cisgénero) pueden realizar este ejercicio apoyados por muchas personalidades que lo hacen con un placer contagioso: Bad Bunny, Maluma, Harry Styles y otros tantos que le han puesto un alto a las normas de género y simplemente se expresan como se les da la gana, se ven cómodos y auténticos. De eso se trata, de disfrutar nuestra expresión sin el ruido que nos han inculcado sobre lo que debemos ser como hombres. Ese primer paso nos ayudará a entender mejor todo lo que está pasando con las mujeres, a respetar y apoyar su lucha.