Ayer que veía imágenes previas al tradicional Grito de Independencia que por primera vez en México encabezará una mujer, la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, me vino una idea muy clara a la mente: si un país completo ha cambiado y está escribiendo una nueva historia, todos podemos hacerlo.
Más allá de filias o fobias políticas, los mexicanos hoy viviremos una de nuestras fiestas más importantes con el componente adicional de que la primera mujer presidenta será la que salga al balcón de Palacio Nacional, ante un zócalo seguramente repleto, para vitorear a las y los héroes que nos dieron patria.
Por las redes sociales de la presidenta este domingo circularon imágenes de la confección de la banda que hará historia al ser la primera que usará una dama que, además, el martes en su calidad de Comandanta Suprema de las Fuerzas Armadas de México, encabezará el desfile militar que conmemora 215 años desde la proclamación de nuestra independencia.
Todo esto es gracias a un proceso largo por defender los derechos de las mujeres en nuestro país y por procurar la equidad y la paridad en el acceso que ellas tienen a las posiciones de poder que en el pasado no muy lejano eran exclusivas del género masculino.
Así lo decidió el año pasado la mayoría del pueblo mexicano que con más de 36 millones de votos eligió a la primera mujer presidenta de la República, marcando con ello más que una transformación, un cambio histórico en nuestra patria.
Esta mujer, líder de un país, una de las mejores calificadas en el mundo entero y con el nivel más alto de aprobación en el gobierno de México en su primer año, es una inspiración para todas las mujeres mexicanas y también para muchos hombres que vemos en ella, la consumación de un cambio político, cultural y social, haciéndolo además muy bien en opinión de muchos de nosotros.
Cuando me preguntan como experto en adicciones y desarrollo humano si creo en la capacidad de cambio del ser humano siempre contesto que si no lo hiciera no me dedicaría a ello. Todos podemos cambiar, si tomamos la decisión de hacerlo y si nos dejamos guiar.
Lo hemos comentado muchas veces en este espacio, el cambio inicia con la aceptación de hacerlo y la voluntad de dejarse guiar para seguir los pasos indicados que nos lleven a la meta.
Ahora que estoy desempolvando historias para un nuevo proyecto en ciernes, me quedo asombrado de la capacidad de adaptación, de cambio y de resiliencia que tenemos los seres humanos, cuando lo elegimos y cuando, como dicen los Alcohólicos Anónimos, decidimos poner nuestras vidas y nuestras voluntades al cuidado de Dios.
Como dijo Rocky Balboa en la edición IV cuando derrotó a Ivan Drago y vio que el público hostil de Rusia paulatinamente comenzó a apoyarlo y a reconocerle su valentía: “si yo puedo cambiar y tu puedes, ¡todos podemos cambiar!”.