Era un 4 de diciembre de 1998 y la televisión difundía la segunda emisión del Teletón, con Lucero en toda su expresión, mientras José Ángel recién veía la luz de este planeta en un cunero del Ginequito en Monterrey, hace 25 años.
¿Y qué tiene que ver el nacimiento del Chepe hace 25 años con un artículo sobre la Alegría de Vivir? Tiene todo que ver porque es la historia de felicidad de un alcohólico que comenzaba a recuperarse y a vencer su adicción.
Cuando me preguntan si la terapia y el programa de recuperación funcionan o si se cumplen las 12 promesas de Alcohólicos Anónimos, simplemente les platico esta historia y les comento que la probabilidad de éxito depende de cada quien.
Tommy, el personaje central de mi primer libro “La Alegría de Vivir: un viaje de las tinieblas a la luz”, tras tocar fondo en su alcoholismo, a los 30 años, en contra de su voluntad y pensando solo en resolver sus problemas, aceptó con todo y su escepticismo, acudir a terapia con una especialista yasistir a las juntas de AA.
Llevaría Tommy apenas algunas semanas o un par de meses de abstinencia y tratando de aceptar su enfermedad, cuando su esposa le dio la noticia de que estaban esperando a su segundo hijo.
De hecho, el Chepe nacería cerca del décimo mes de recuperación de Tommy, quien había dejado de beber el 14 de febrero de 1998 y se declaraba preparado para ver nacer a su segundo hijo, el primero que recibiría en su incipiente sobriedad.
Ahora la joven familia tenía un panorama completamente diferente al que vivió en la fase final del alcoholismo de Tommy, en los primeros dos años de su primer hijo, Pedro Omar.
Claro que es posible derrotar al alcoholismo y a cualquier adicción, con fe, con humildad y siguiendo las sugerencias del programa terapéutico. La historia de Tommy y su familia, así como la concepción y nacimiento de Chepe, es uno de tantos testimonios.
Hoy Tommy tiene 25 años, nueve meses y 20 días sin beber alcohol, mientras que mi hijo José Ángel “Chepe” Cervantes Páez agradece su primer cuarto de siglo vivo.
Solo por la gracia de Dios y un día a la vez.
