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La vista gorda

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  • Nicolás Alvarado

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“No soy gordo: solo estoy bien desarrollado”, solía clamar Obelix, el entrañable pero rollizo compañero de aventuras de Asterix. Él se hacía las ilusiones; yo no: si bien mi índice de masa corporal no apunta a la obesidad, cierto es que estoy gordo, y que ello conlleva riesgos de salud.

Confesión nunca más pertinente: ni cuando obeso he sido consumidor consuetudinario de alimentos chatarra. Acaso beba una decena de refrescos al año o me coma unas papas en un viaje carretero ocasional; jamás, sin embargo, he pasado de ese promedio. Como todos los días proteínas, vegetales, frutas, lácteos, harinas y algo de grasa, de manera moderada. Pero me permito más helados y Camparis de los que debería, y las tentaciones de quesos, antojitos y postres a las que cedo, digamos, una vez a la semana me perjudican.

De haber sido prohibidos los alimentos chatarra en mi infancia, no se habría visto corregido mi problema: lo que habría sido toral es enseñarme a comer mejor.

El problema es educativo: no sabemos comer. Así ha sido diagnosticado y asumido con éxito en otras latitudes —en las administraciones Clinton y Obama del gobierno estadunidense, el Edible Schoolyard Project y la School Lunch Initiative de Alice Waters dieron buenos resultados temporales— e incluso en éstas, como testimoniara el programa SaludArte de la Secretaría de Educación de Ciudad de México que, por desgracia, nunca pudo tener cobertura total y fue interrumpido tras un par de años.

Ese, sin embargo, no parece el espíritu de la legislación cuya aprobación lograra Morena en Oaxaca, y que amenaza con extender a otros estados: prohibir la venta directa de golosinas a menores difícilmente los alejará de ellas cuando sus padres, que también carecen de educación alimentaria, podrán procurárselas o sustituirlas por otros alimentos de escaso valor nutricional.

El objetivo no es educar sino dar la estocada fatal al chivo expiatorio de una política sanitaria fallida: culpar a los gansitos de las muertes que el cansino ganso gubernamental no ha sabido evitar. Gordo el problema. Gorda la vista de quienes atestiguan ya casi 60 mil decesos por covid-19 desde la indolencia.

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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