Dos recuerdos favoritos de Víctor Trujillo: 1) en Rojo de John Logan, lúcida reflexión sobre la integridad artística y su relación con el capital en que su Mark Rothko –contradictorio, mercurial, entrañable– fungía como eje intelectual y emocional de una noche de teatro memorable; 2) en sus participaciones en Tercer Grado, donde, entre periodistas y opinadores profesionales, representaba a una capa de ciudadanos informados que no necesitan venir del cubículo o la redacción de noticias para hacer análisis político razonado y razonable.
Notará el lector que Brozo, el personaje más emblemático de Trujillo, no figura en mi nómina de avatares suyos dilectos. Hay una razón.
En sus orígenes, Brozo –cuyo nombre deriva de la expresión “gente de toda broza”, sin oficio ni beneficio– era un payaso sociópata y majadero. Su territorio era el sketch, y la política apenas un arma en su arsenal de provocaciones. Con los años, devino conductor de noticiarios y entrevistador: es así que advino su extravío.
Sin perder jamás la caracterización –es un soberbio actor–, Trujillo habla, sin embargo, ora en personaje –políticamente incorrecto, anárquico, grosero–, ora con las ideas y las formas del hombre que es sin maquillaje: sensato, demócrata, caballero. El fenómeno habría de valerle el diagnóstico de genial por parte de esa experta en el cabaret alemán –cumbre del humor político– que es Ute Lemper; por desgracia, es también en el origen de sus presentes tribulaciones.
Nadie dude que La Reata es un personaje misógino que cosificaba a la mujer que lo encarnaba: así fue escrito para caracterizar a Brozo –ese patán por diseño– como el misógino que Trujillo concibió. Que el formato del noticiario obligara al actor a alternar entre la idea de mundo de su personaje y la suya propia provoca una difuminación entre ficción y realidad que hace argumentable la idea, si no de que Trujillo sea un misógino (que no es), sí de que la práctica lo fuera.
Lo que no cabe es comparar al actor o su personaje a un presunto delincuente. Ni James Bond ni Sean Connery son Jack el Destripador. Ni Brozo ni Víctor Trujillo son Salgado Macedonio.
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