The Third Day es una reciente miniserie de seis capítulos, estelarizada por Jude Law y concebida por Dennis Kelly y Felix Barrett. Kelly es gente de televisión pero Barrett no; su fama deriva, sobre todo, de Sleep No More, el espectáculo de su compañía Punchdrunk que hiciera fenómeno del teatro inmersivo.
Entre el capítulo tres —que cierra el ciclo Summer— y el cuatro —que inicia Winter—, los creadores concibieron un producto —a falta de mejor palabra— que no está disponible en HBO ni pasó por televisión: una transmisión en vivo de 12 horas, con valores de producción profesionales pero a una sola cámara y sin edición, para su distribución vía Facebook Live. The Third Day: Autumn sigue la organización de un ritual pagano en la isla en que se desarrolla la serie, y el papel toral del personaje de Law en él.
Es teatro inmersivo porque transcurre en lugar y tiempo definidos y asalta los sentidos. Pero no es teatro porque la experiencia está mediada por una pantalla y diseñada para su consumo en casa. Es televisión porque forma parte de una serie concebida para ese medio. Pero no es televisión porque no se inserta en formato conocido alguno y no fue emitido por una televisora. Es cine porque es un producto audiovisual autónomo. Pero no es cine porque no fue hecho para verse en salas. Es videoarte porque, más que narrativa, busca construir atmósfera y presupone la visión parcial de un espectador que entra y sale a placer. Pero no es videoarte porque no vive en un espacio público ni museográfico. Es un livestream porque usa internet para emitir urbi et orbi lo que acontece ante una cámara sin cortes ni edición. Pero no es un livestream porque no se pretende registro de la realidad sino constructo de ficción. Es un gimmick mercadológico en su afán por construir un evento noticioso para atraer clientes a un producto. Pero no es un gimmick mercadológico porque, en su capacidad para conmover y perturbar, en su rara y hostil belleza, es arte.
The Third Day: Autumn no es el futuro de lo escénico ante su crisis multifactorial. Pero tiene el valor de preguntarse por él. Su mérito es grande.
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