En 1919, el periodista y escritor estadunidense John Reed publicó su libro Diez días que estremecieron el mundo, donde realiza una crónica deslumbrante de los acontecimientos de la Revolución Rusa de octubre de 1917. En este momento, a dos semanas de terminar este año que también conmocionó al mundo por la pandemia de covid-19, el comportamiento individual, colectivo y social puede cambiar el destino de personas, de familias y de la sociedad en su conjunto.
Países en todos los continentes experimentan una segunda o hasta una tercera ola de contagios de covid-19, México no es la excepción y desde principios de noviembre, producto de la llegada del invierno y del aumento de la movilidad y contacto social por el fin de año. Varios estados, incluida Ciudad de México, viven un riesgoso aumento de contagios que puede llevarnos a situaciones en nuestra vida personal y social críticas, dolorosas y con pérdidas irreparables. El inicio de la vacunación, una noticia esperanzadora, es solo eso, el inicio de un largo proceso que, en el mejor de los escenarios, ocurrirá en todo el próximo año, pero hoy, en estos últimos días del 2020, el factor fundamental en el combate al covid-19 es la prevención.
El Gobierno de México y los gobiernos de las entidades federales han realizado y seguirán haciendo todos los esfuerzos necesarios para fortalecer los sistemas hospitalarios: reconversión y ampliación de hospitales, compra de más ventiladores y medicamentos, contratación de más médicos y enfermeras, etcétera. El personal médico, a pesar del enorme desgaste y agotamiento, sigue en sus puestos de trabajo atendiendo pacientes y brindando consuelo, pero hay un límite para todo y los riesgos de que los sistemas hospitalarios sean rebasados es real.
En países donde sus leyes se lo permiten se han declarado restricciones obligatorias para la movilidad social. De esta manera, por los medios de comunicación o las redes sociales nos enteramos de toques de queda en París, Madrid, Berlín o Nueva York. En las leyes mexicanas no existe el toque de queda, sino la vigencia de derechos y de responsabilidades ciudadanas. Por ello, una parte fundamental de que el segundo brote de covid-19 no se desborde depende en gran medida del comportamiento social. Del reconocimiento a esta situación, es que deben reiterarse, una y otra vez, los llamados a la población para que en estas fiestas decembrinas se tenga un comportamiento adecuado, se permanezca en casa, se use cubrebocas y todas las medidas higiénicas y de distanciamiento social que ya son de todos conocidas.
Lamentablemente sabemos de eventos y celebraciones que desafían al covid, dicen que ejercen su derecho a su libertad, pero faltan a su responsabilidad ciudadana. La indiferencia al dolor es la otra gran peste que aqueja a la humanidad en estos tiempos. Los que ejercemos alguna responsabilidad pública seguiremos destinando todos nuestros esfuerzos al combate al covid, pero apostamos y convocamos a un comportamiento social adecuado y responsable para cuidarnos, cuidar a nuestras familias y cuidar a la sociedad. Todos tenemos la oportunidad de cambiar la historia de estos días.
@MBarbosaMX