El sector de La Pastora es de los pocos pulmones que todavía existen en el área metropolitana de Monterrey. Por sus terrenos pasa el único río que ha sobrevivido a la depredación humana.
Durante mi niñez fue el sitio predilecto de mis amigos, y aunque caminábamos varios kilómetros para llegar, nos encantaba ir sin permiso de nuestros padres por supuesto.
En aquellos años no existía el zoológico, un lugar que ahora es visitado por miles de personas, cuando buscan un espacio para llevar a sus hijos a conocer especies de animales en cautiverio.
Por eso me sorprende el descuido en el que lo tiene el gobierno del estado y su irresponsable encargado. En muchos estados de la República estarían de plácemes si existiera un parque como éste.
Coincido con mi amigo el ecologista Guillermo Martínez Berlanga, cuando señala a las autoridades estatales como responsables del abandono de sus terrenos y el descuido de los animales.
Se trata de seres vivos, algunos de ellos en peligro de extinción, aunque parece que a los ignorantes funcionarios encabezados por el gobernador Jaime Rodríguez Calderón nada les importa.
Ni siquiera la pandemia ni los gastos que esta ocasionó justifican la barbaridad que están cometiendo con los animales que ahí viven y la infraestructura del zoológico. Es un verdadero crimen y no creo estar exagerando.
Cuando el gobierno cedió los terrenos de la zona al Club de Futbol Monterrey hubo cientos de activistas que protestaron, y con justa razón, aunque sea aficionado a ese equipo.
Me gustaría ver que se organicen de nuevo para hacer un frente a fin de rescatar a La Pastora. Pero no solo salir a las calles a protestar y presionar al gobierno a que rectifique, sino a exigir justicia.
Los medios de comunicación también nos sumamos al reclamo ciudadano, porque el daño a la ecología y al entorno de la zona es tal que en pocos años lo vamos a lamentar.
En lo que a mí corresponde, propongo a los diputados que investiguen a dónde fue a parar el presupuesto que seguramente destinaron, porque es evidente que alguien se lo llevó a otra parte.
Es urgente rescatar a La Pastora, para que mis nietos ahora tengan la posibilidad de acudir y si es posible que las siguientes generaciones sientan el orgullo de pertenecer a una sociedad responsable, aunque a los políticos parece importarles muy poco.
Miguel Ángel Vargas
miguelangel.vargas@milenio.com
