A tres meses de que finalice el sexenio de Jaime Rodríguez Calderón, la calificación de los ciudadanos a su gestión es reprobatoria.
En gran medida se debe a las pésimas decisiones que tomó a la hora de elegir a los integrantes de su gabinete.
Para muestra dos botones: Ernesto Canales Santos, ex fiscal Anticorrupción, y el secretario de gobierno, Manuel González Flores.
El primero defraudó, además de la confianza de Jaime, la de su clienta Paula Cusi Presa Matute, quien lo acusa de haberle quitado seis millones de dólares a través de una maniobra ilegal.
Hay quienes lo han visto muy bien acompañado en Panamá, paraíso fiscal donde se supone depositó grandes cantidades de dinero para evadir a las autoridades hacendarias.
El Bronco se aferró a sostenerlo en el cargo hasta que en una comparecencia ante el Congreso local en abril de 2016, admitió haber recibido los 6 millones de dólares de la señora Cusi Presa Matute, y que dijo fueron para cubrir sus gastos.
Después de eso, se concretó la salida del engreído fiscal Anticorrupción. Para muchos, aquí empezó la debacle de Jaime, quien había llegado con el apoyo masivo de los nuevoleoneses en el 2015.
Su otro gran error fue nombrar a Manuel González Flores como secretario general de gobierno, pues lejos de ayudarlo a controlar la política interna, le complicó la vida y su relación con los partidos.
Primero porque nunca pudo manejar la relación con el Poder Legislativo, y ninguna de las iniciativas importantes para el estado pudieron ser aprobadas.
Peor aún, durante la campaña presidencial, González Flores fue gobernador interino durante unos meses y el único problema que pudo resolver, según dicen quienes lo conocen, fue el de sus finanzas personales, que al llegar estaban en saldo negativo.
Luego quiso ser diputado federal para garantizar fuero y tampoco pudo. Perdió en el distrito 7 federal contra un completo desconocido de Morena, que no realizó un solo evento.
El castigo para Jaime es el descrédito de ser el peor gobernante de los últimos años, pero para Manuel González y Ernesto Canales la justicia podría tenerles reservado otro destino. Que nunca se les olvide: el karma existe.
Miguel Ángel Vargas
miguelangel.vargas@milenio.com
