En países de primer mundo, desde hace algunas décadas implementaron una política integral para la gestión hídrica, donde los beneficios se ven reflejados a cada usuario y beneficiario del consumo de agua.
De esa manera evitaron que los políticos decidieran a su antojo y conveniencia la administración de los organismos (públicos y privados), ya que éstos deben sujetarse a los lineamientos establecidos en las leyes.
Pero además se rigen sobre principios muy claros cuya premisa principal es “el agua paga el agua”. De tal forma que los recursos generados por el vital líquido se utilizan para el correcto abastecimiento de los diversos usos en ese país.
En México, y por supuesto Nuevo León no es la excepción, el problema del agua es tan grave que en estos momentos miles de familias están padeciendo desbasto en sus hogares. Los medios de información damos cuenta a diario de protestas que seguramente irán subiendo de tono.
Los ciclos de lluvia son tan impredecibles que aún en estados donde las precipitaciones son constantes, hay temporadas donde la sequía mata miles de cabezas de ganado, y deja en la pobreza a campesinos, debido a que sus tierras ya no producen.
La Organización de las Naciones Unidas en su manual Análisis, prevención y resolución de conflictos por el agua en América Latina y el Caribe ha estudiado el tema a profundidad y señala que el agua posee características propias y, que en caso de un mal manejo, puede desbordar en un conflicto.
Eso está sucediendo hoy en día en nuestra entidad, donde debido al pésimo manejo de la empresa Agua y Drenaje de Monterrey durante la pasada administración, enfrentamos una severa crisis que amenaza con desbordarse a las calles.
El gobierno estatal parece no estar consciente de la magnitud del problema. Aunque no quiero ser ave de mal agüero, pronto habrá bloqueos y manifestaciones por los diferentes sectores del área metropolitana ante la desesperación de la gente.
Lo peor de todo es que Samuel García anda más ocupado en ganar adeptos en las filas de otros partidos para sumarlos a Movimiento Ciudadano, que en atender las demandas ciudadanas que claman por el vital líquido. Como dice mi mamá: allá él y su mala cabeza.
Miguel Ángel Vargas
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