Hoy como nunca el fuego ha llegado a los aparejos de una administración fenecida, como es el caso de la que encabezó Enrique Peña Nieto y que hoy está más que nunca en el ojo del huracán con la detención del ex director de Pemex, Emilio Lozoya, quien habría hecho tratos con la transnacional Odebrecht, para que luego de inyectar dinero a la campaña priista, para luego ya en el gobierno, el PRI cediera jugosos contratos a la empresa.
Lo que hoy estamos viendo es simplemente un acto de revancha entre los priistas revolucionarios desplazados del poder por el grupo de los tecnócratas, ese que logró regresar de la tumba para vencer al PAN y que el fango de la corrupción y el cúmulo de promesas no cumplidas llevaron a su derrota y casi su extinción.
Estamos muy lejos de verdaderamente llevar a la justicia a quienes cometan daño al erario por el hecho de aplicar la ley indistintamente, sino más bien por tomar venganza cuando se tiene la sartén del poder con el mango. Ojalá y aprendamos la lección y como ciudadanos pongamos más atención a lo que nuestro gobierno independientemente del partido que sea, gobierne para los mexicanos y no para grupos en el poder en turno.
De acuerdo al portal de Mexicanos Contra la Corrupción en el primer año de gobierno de AMLO, 3 de cada 4 contrataciones se realizan por adjudicación directa una de ellas por ejemplo fue la de las pipas adquiridas para la transportación de gasolina por parte de Pemex, y, en lugar de que haya señales de que esto pretenda cambiarse, como se prometió, parece que seguirá justificándose el quebrantamiento de la ley.
Cada sexenio, cada gobierno estatal y municipal ha padecido en las contrataciones públicas una de las áreas del gobierno más proclives a la corrupción, ahí se obtiene beneficio privado, se premia a los aliados y a quienes apoyaron “desinteresadamente en campaña” y crean verdaderas fortunas. La tendencia se repite, y no parece que estemos aprendiendo de la historia.
Si todo mantiene un estatus quo, estamos ante un panorama sombrío en el que el mal no está en el partido sino en toda la clase gobernante.
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