Acabo de tener el privilegio de impartir un curso de divulgación científica para los miembros de la Red Temática sobre Florecimientos Algales Nocivos (RedFAN) del Conacyt, constituida por expertos de distintas instituciones nacionales en lo que se conoce como mareas rojas.
Aprendí mucho más que ellos. Porque las mareas rojas, que ni son mareas ni son siempre rojas (por eso prefieren llamarlas florecimientos), son fenómenos naturales que tienen tantos aspectos importantes que no sé cómo no oímos más sobre ellos en las noticias.
Las Redes Temáticas de Investigación del Conacyt reúnen investigadores con un interés común, para fomentar su colaboración interdisciplinaria. Hay redes sobre los temas más diversos: ciencia y tecnología espacial, patrimonio cultural o desastres climáticos.
La RedFAN estudia los florecimientos, o proliferaciones masivas, de ciertos tipos de algas microscópicas que producen toxinas nocivas para humanos y animales. Busca entender los florecimientos nocivos, qué los origina, sus efectos sobre los ecosistemas y la salud pública, y hallar formas de mitigarlos o controlarlos.
Además de teñir de rojo los mares (aunque no siempre) y producir toxinas que matan peces, tortugas, aves y mamíferos (pueden intoxicar ballenas y delfines y hacer que encallen), estos florecimientos afectan muchas otras áreas.
Cuando surge uno, las autoridades de salud emiten una alerta sanitaria, pues las toxinas pueden ser muy dañinas. Puede acompañarse de una veda que afecta la pesca. Si dura demasiado (algunas duran meses), el perjuicio es grave.
También afectan al turismo: un florecimiento puede dar al traste con las reservas de pescado y marisco de restaurantes en temporada alta, y la contaminación de playas y aguas puede alejar a los viajeros. Los florecimientos prolongados o frecuentes pueden afectar a las comunidades al grado de provocar problemas sociales como aumentos en la delincuencia.
Las Redes Conacyt son una muestra del enorme potencial del sistema de investigación científica y tecnológica de nuestro país. Es importante seguir apoyando, desarrollando y, sobre todo, buscar las mejores maneras de aprovechar este potencial para beneficio de todos.
mbonfil@unam.mx
Dirección General de Divulgación de la Ciencia, UNAM