Pensaba convencerte aquí de la importancia del cuidado de la naturaleza. De lo equivocado y dañino de pretender construir un hotel en los espacios verdes de la Laguna del Carpintero.
De que un acuario es obsoleto en un mundo que hoy respeta a los animales evitando su cautiverio. Que evitar esas construcciones es proteger una mejor vida para los habitantes de nuestra ciudad.
Pero no tengo tiempo de convencerte. A mi alrededor, mueren y nacen y crecen, aquellas personas que forman mi mapa de amor, en el espacio de mi existencia, de mis días. Hoy sólo abogo por ser yo siempre un viajero de nuevos mundos con mirada limpia, que admire el entorno como Maximiliano lo admiró en su viaje juvenil de explorador (cinco años antes de que la política lo llevara a tierras mexicanas, desviándolo de su vocación naturalista y científica).
Yo sólo quiero recibir cada nuevo día, con su impresión al explorar Brasil. Quiero sentir en cada momento presente, lo que sintió frente a un colibrí (ave propia de las Américas que no existía en Europa) al verlo por primera vez. Así lo describió en su diario:
“La Naturaleza reina con su riqueza infinita… la atención del viajero no es solicitada por ninguna creación del hombre…”
“…admirado, extasiado, me encontraba en presencia del primer colibrí que había visto en mi vida. Pude hacer a mis compañeros una señal para que se detuviesen, y poco a poco nos reunimos en círculo alrededor de aquella maravilla.
“El colibrí no puede sujetarse a un juicio prosaico: semejante al aroma de la flores, a la armonía poética, al acento del arpa, no se deja analizar: es tan pequeño, tan gracioso, tan rápido, que en cierta manera se sustrae a la definición común de la sustancia de los cuerpos…
“Se le tomaría más bien como una joya del paraíso que se hubiese quedado por acaso en las selvas del Brasil. Es como la quintaesencia de los tres reinos concentrada en una pulida criatura que zumba en la atmósfera de los trópicos:
“Es la vida animal con la figura y los colores de una flor fantástica, y la brillantez reluciente de la piedra preciosa que refleja una luz propia y misteriosa.”
No te convenceré de nada, haz lo propio para ti. Yo, quiero ser una persona creativa, amorosa, inspirada ante cada nuevo día con la emoción de quien ve por primera vez un colibrí.
