En alguna de aquellas primeras veces que entrevisté al zacatecano Ricardo Monreal, éste no tuvo piedad para aquellos políticos quienes, expertos en grillas y politiquerías, saben mantenerse vigentes en las nóminas públicas, aunque en el camino deban cambiar de partido y de ideales.
Era diciembre de 1997, y en la Cámara de Diputados se discutía el paquete fiscal. Y por primera vez en la historia el PRI, que a la sazón era el partido en el que militaba Monreal, no tenía la mayoría absoluta, lo que complicaba sacar adelante la Ley de Ingresos y el Presupuesto de Egresos enviada al Poder Legislativo por el entonces presidente Ernesto Zedillo.
El bloque opositor, conocido como el Grupo de los 4, ya que estaba formado por igual número de partidos: PAN, PRD, PVEM y PT, imponía su voluntad en las comisiones legislativas y todo parecía indicar que también lo haría en el pleno, como finalmente sucedió.
Esa tarde me aseguraba que la cinta de mi grabadora continuara registrando la serie de (des)calificativos con los cuales el político zacatecano criticaba a muchos ex priistas que, ahora cobijados bajo la cachucha perredista, propinaban un revés al tricolor que había perdido, y para siempre, su aplanadora legislativa y el bien ganado mote de “partido de las mayorías”.
No pasaron ni dos meses cuando, tras haberle negado el PRI la candidatura a su estado natal, Ricardo Monreal Ávila fue presentado como flamante candidato por el PRD, siglas bajo las cuales gobernaría Zacatecas.
Cosas de la política: al priista vehemente crítico de los acomodaticios le habríamos de ver en el partido del Sol Azteca, el Partido del Trabajo, Movimiento Ciudadano, y ahora en Morena, donde al menos para mí, tiene ya un pie y medio fuera. No me sorprendería verlo después en el partido naranja, haciendo una escala antes de su exilio dorado anunciado hacia la UNAM. Retiro azul y oro en una nómina que, por cierto, también es pública.
En algún arrumbado cassette debo tener el registro de aquella vieja entrevista. Me han dado unas súbitas ganas de escucharlo de nuevo al ver a Monreal durante su gira por la entidad, tan vehemente él como siempre, criticando a los aspirantes a la gubernatura estatal por “acomodarse” con las “corcholatas punteras”. Al paso del tiempo sería algo extraño. Como un Monreal dibujado por Monreal.
