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Los cuatro cerebros

A toda “estructura con redes neuronales capaces de llevar a cabo una serie de procesos de coordinación a nivel del organismo” se le considera un cerebro, y hoy sabemos que en nuestro cuerpo, además del viejo conocido que se aloja en el cráneo, habitan al menos tres cerebros más: el del corazón, el intestino y de las glándulas suprarrenales, que poseen también neuronas.

Todos con funciones distintas, pero igual de importantes, que iremos desmenuzando en este espacio. Empecemos con el cerebro que hasta hace unos años pensábamos que era el único y donde la ciencia creía que sucedían todos los procesos de pensamiento, emocionales y de conducta.

El cerebro craneal está formado por 100 billones de neuronas. Como explica el portal neuroaprende.com, las funciones neurológicas más complejas como el aprendizaje, la memoria o la toma de decisiones dependen de la formación de redes neuronales.

“La comunicación neural viaja del Sistema Reticular Ascendente hasta el Sistema Límbico, desde donde percibimos el mundo y damos forma a nuestra respuesta al mismo. A continuación cada experiencia ha sido sentida e interpretada por los intestinos, las glándulas renales y el corazón, y las otras regiones cerebrales. Para finalmente, llegar a la corteza cerebral, donde se hace consciente la experiencia”.

Cuando la función del cerebro craneal está en equilibrio con los otros cerebros, es posible conectar con la calma mental, la reflexión pausada y con la motivación para aprender, en el caso contrario, aparece el miedo. Cuanto más se confía exclusivamente en la mente, el proceso racional acaba refugiándose en su espacio “cómodo” y, sobre todo, “seguro”.

Hablando del yoga, diversos estudios han demostrado que esta práctica aumenta los niveles de GABA, un neurotransmisor que afecta directamente al sistema nervioso central y calma la actividad cerebral, lo que favorece la capacidad de relajarse y la concentración. Además se produce un aumento de la dopamina y la oxitocina, lo que ayuda a gestionar mejor cualquier situación de estrés que se presente, entre otros muchos beneficios

ILUSTRACIÓN: Juan Carlos Fleicer
ILUSTRACIÓN: Juan Carlos Fleicer

Posiciones invertidas como Trikonasana, el Triángulo; Sirsasana, el Parado de cabeza; o Sarvangasana, la postura de la Vela, son ideales para mantener bien oxigenados el cerebro craneal y todas sus estructuras y glándulas internas.


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Marién Estrada
  • Marién Estrada
  • infocaminoamarillo7@gmail.com
  • Periodista egresada de la Universidad Iberoamericana, especializada en temas de cine y conciencia. Desde 2015 escribe la columna "Mente y Cuerpo Sanos" en Milenio Diario. Es autora de "Yoga en tiempos sociales".
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